domingo, 31 de octubre de 2010

¡Vaya fiesta!

Ayer le celebramos una fiesta sorpresa a A. por su 40 cumpleaños. Fue un exitazo.

La idea surgió de J. y M. dos amigas de mi mujer que trabajaron como locas para que todo saliera bien. 

Todas esas dudas que tenía sobre si sospecharía algo o no, desaparecieron cuando entramos en casa de J. y se encontró con sus amistades esperándola para felicitarla. ¡Fue espectacular!

Estoy muy agradecido a todos los que vinieron y a J. y M. por todos los preparativos y la acogida que nos dispensaron a todos en casa de la primera. 

A. lo pasó muy bien y, sobre todo, se sintió muy querida por sus amigos, según me ha repetido en varias ocasiones.

Hacía tiempo que no salíamos hasta tan tarde y esta mañana lo hemos notado. Suerte que ha coincidido con la adaptación al nuevo horario de invierno con el consiguiente retraso de una hora (no porque hayamos dormido más, sino porque no hemos perdido media mañana).

Ahora nos toca esperar unos días para, a mediados de noviembre, irnos tres días a Lisboa para celebrar ese inolvidable aniversario de mi mujer.  

La desgracia de la noche la protagonizó el Sevilla con la humillante goleada recibida del Barça. Por supuesto que en mis planes entraba una derrota contra el Barcelona en su estadio. Sin embargo, lo que no admito es la actitud con la que en los últimos años saltan los jugadores del Sevilla al césped del Camp Nou. Estoy seguro que la diferencia entre un equipo y otro no es tan amplia, pero saliendo así, es normal que pasara lo que pasó.

Sigo sorprendiéndome de algunos "amigos" que se dedican a enviarme sms de burla cuando pierde el Sevilla. No sé, será que quizá no tengo sentido del humor... ;-)

jueves, 28 de octubre de 2010

Felicidades

¡¡¡Hoy A. cumple 40 años!!!!

La conocí con 18 añitos y empezamos a salir cuando tenía 19... y la sigo queriendo tanto.

En casa llevamos varios días preparando un vídeo conmemorativo de este especial aniversario. A través de los comentarios de los niños (y de la visión de las fotos) te das cuenta del tiempo que ha pasado, mucho tiempo. También te das cuenta del trabajo que hemos hecho. Este año también hemos cumplido 15 años de casados y, volviendo la vista atrás, vemos que hemos formado una gran familia. 

Os dejo ya porque A. está a punto de llegar y le tenemos preparada una sorpresa.

¡¡¡Muchísimas felicidades!!! 

Y gracias por todo lo que me has dado

miércoles, 27 de octubre de 2010

Horario de niños

Desde que empezaron a llegar niños a casa fuimos variando nuestro inicial horario (el horario normal de cualquier adulto normal) y adaptándolo a las necesidades de los pequeños. 

Como tú no escoges madrugar, sino que te viene impuesto, para poder dormir un mínimo de horas, fuimos adelantando el momento de acostarnos. Era pura supervivencia. También es verdad que con el paso del tiempo tu organismo se acostumbra a dormir menos. Todavía recuerdo la decepción que me llevé en una escapada de fin de semana que A. y yo conseguimos hacer realidad. El domingo me desperté a las 8 de la mañana. Estábamos sin niños y anhelaba dormir no sé cuántas horas recordando viejos tiempos. Pues no, a eso de las 7 y pico ya me dolía la zona lumbar y después de dar varias vueltas en la cama, decidí levantarme.

Con la comida pasa lo mismo. Acostumbrados a que entre las 12,30 h y las 13 h se tomaran su papilla, potito o lo que fuera y que después dormían su siesta, optamos por comer a una hora más temprana de lo habitual y así hacer coincidir nuestra "cabezadita" con la parte final de su siesta. Esto ya se ha convertido en una tradición y -ya no comen a hora tan temprana- tenemos establecida la hora de la comida entre las 13,15 y las 13,30 h El único problema es que aquellos que llaman por teléfono a la "hora de comer" creyendo que así nos encuentran en casa, no saben que lo que hacen es perturbar nuestro descanso.

Una de las sorpresas que depara este horario es que te das cuenta de lo que llega a cundir un día. De verdad os lo digo, un día es largo, muy largo y da para mucho. Imaginaos por un momento que a las 10 de la mañana ya estamos todos desayunados, vestidos y con la casa más o menos ordenada, o que a las 16,30 h tus hijos te están pidiendo merendar. Después de merendar tienes toda la tarde por delante para hacer infinidad de cosas.

En definitiva, merece la pena adelantar todo un poco (también la hora de levantarse) y os sorprenderéis de lo que da de sí un día cualquiera de fin de semana.

martes, 26 de octubre de 2010

Vigorexia

Desde hace un tiempo existe un tema que me empieza a preocupar. Cada vez es más frecuente encontrarme con gente de mi edad (cuarentones) que practican deporte de manera desenfrenada. En muchos casos coincide con gente que antes, en su juventud, destacaban no sólo por no practicarlo, sino por criticar a todo aquél que de una manera mesurada lo hacía.

Ahora, como decía, esta gente que, no sé si por miedo a envejecer, no sé si guiados por su media naranja (o media patata,  en algunos casos), no paran de ir al gimnasio, hacer bicicleta o, en los casos más extremos, practicar cualquier deporte.

Yo siempre había considerado la práctica del deporte como una afición. Y como tal, debía ser algo divertido y ameno. Éstos a los que aludía me cuentan su "afición" y veo que incluso sufren. Según ellos, no pueden parar. Llegué al punto de encontrarme con uno que me decía que le daba igual, que con tal de que fuera deporte, practicaba lo que fuera.

Reconozco que he tenido que acudir a internet para buscar el significado de "vigorexia" y, más o menos, venía a decir que era una afición desmesurada de culto al cuerpo. De hecho, cuando he buscado una foto para este post, he puesto esa palabra y sólo salían tipos (y tipas) con unos cuerpos deformados de tanto músculo, vamos, los que en mi época se llamaban "culturistas" (y no precisamente porque leyeran mucho). Al final, he cambiado la palabra para iniciar la búsqueda de una imagen.

No sé si es la palabra más adecuada para esta entrada, pero la primera vez que la oí fua a un amigo mío que me hablaba de un amigo común al que hacía tiempo que no veía y que, según él, era "vigoréxico". Ante mi ignorancia al respecto, me explicó, medio en serio, medio en broma, que no paraba de hacer deporte (bicicleta en este caso). A mí me sorprendió mucho porque éste era el típico que no destacaba precisamente por ser un gran deportista.

Alguno se preguntará si por lo menos muestran mejor aspecto. Siendo sinceros, os diré que generalmente están más delgados (algunos exageradamente), pero soy incapaz de encontrar otro beneficio a este desorden.

lunes, 25 de octubre de 2010

Tengo un blog

Yo era de aquellos que creía que tener un blog era algo así como un snobismo. Si la mayoría de la gente -pensaba yo- no tiene nada interesante que aportar al resto de mortales.

Sin embargo, a raíz de seguir algún que otro blog, te das cuenta de que existen personas anónimas que, quizás por la forma de contar las cosas, o porque realmente es interesante aquello que cuentan, te enganchan en sus escritos.

Como todo el mundo, cada uno tiene sus preferencias en cuanto a blogs. Regularmente, aunque no con la regularidad que quisiera, sigo algún blog de diferente temática. Sigo uno sobre fútbol (es fácil adivinar a qué equipo hace referencia), otro de un conocido escritor, otro de un familiar y muy esporádicamente algún otro de temática variada.

Lo más parecido sería como cuando sigues una serie de televisión y acabas enganchándote. Aunque no conozcas al autor, lo consideras como un amigo y eres capaz incluso de saber su opinión sobre temas de actualidad aunque aún no se haya pronunciado al respecto.

No es que sea un experto en la materia, ni mucho menos, pero desde que sigo alguno de estos blogs, he podido observar cómo otros (alguno lo seguía) han ido desapareciendo por muy diversos motivos, aunque la mayoría de ellos ha sido por la falta de constancia del autor. Hay quien empieza con una actividad frenética, como si quisiera explicar su vida en una sola entrada y, a las pocas semanas, ya no escribe nada. Se cansa. Éstos me recuerdan a algún hijo mío en edad infantil que, como es propio en esa edad, se ilusionan por lo inmediato y son incapaces de ver, no ya la trascendencia de las cosas, sino eso con un poco de perspectiva. 

He llegado a ver cómo algún propietario de un blog, lo dejaba inactivo tras la llegada del facebook. He comprobado en alguno cómo coincidía su nula actividad bloguera con una permanente conexión a esa red social (qué mala cosa es una Blackberry para algunos). Son aquellos que cada vez que entras en el facebook han escrito no sé cuántas cosas, te han enviado enlaces, se han suscrito a cientos de páginas, dicen que ellos también "se han reído en clase y no podían parar" (?)... ¡Es como una narración -minuto a minuto- de su vida!, aunque ésta carezca del más mínimo interés. Cuántas veces hemos leído a alguno de nuestros amigos aquello de "está comiendo", o "se va a dormir", o "está en clase" (muy atento no creo que esté, digo yo), o ... Haría falta que alguno de confianza le dijera algo así como "¿y a mí, qué?"

No quisiera alargarme con el tema del facebook y volver sobre lo que decía de los blogs que, en mi caso, podría resumirse en una cosa muy cierta y que no es otra que nunca pensé que llegaría a tener uno y ... ¡aquí me tenéis!

viernes, 22 de octubre de 2010

Un gran misterio

Atendiendo al grado de dificultad para entender las cosas, podemos decir que en la vida existen tres niveles. Así, podemos encontrarnos con cosas difíciles, como son la Física y, al menos para mí, la mayoría de las ciencias. Otras las podríamos calificar como muy difíciles y aquí englobaríamos a preguntas tipo ¿por qué "separado" se escribe todo junto y "todo junto" se escribe separado? o ¿por qué los Picapiedra celebraban la Navidad si vivieron muchos años antes que Cristo?.

Finalmente, nos hallamos ante los misterios. Éstos acostumbran a no tener respuesta y si alguno cree haberlo averiguado, que no se haga ilusiones, nadie le creerá. Además de los misterios que enseguida le vienen a uno a la cabeza (¿por qué son así las mujeres?, ¿cómo puede haber alguien que sea seguidor del Barça?) existe uno que a mí me tiene del todo descolocado: ¿Por qué se desparejan los calcetines?

Es cierto que en casa somos muchos y que mis hijos empiezan a hacerse mayores y me cogen los calcetines (de momento, sólo los de deporte), pero soy incapaz de entender por qué cada día aumenta más la bolsa de calcetines desparejados. Cada cierto tiempo, abro esa bolsa e intento emparejar calcetines. No os lo creeréis, pero cada vez son menos las veces en que consigo alguna pareja, la mayoría de las ocasiones vuelvo a cerrarla con los mismos calcetines o, lo que es peor, introduciendo alguno más que ha quedado desparejado.

He llegado a ver calcetines llamativos (como los de la foto) desparejados, he llegado a sacar el filtro de la lavadora (y el de la secadora) esperando encontrar alguno, pero en ambos casos el resultado ha sido negativo.

Mi padre es Catedrático de Universidad, Físico volcado en la Termología para más señas. Pues bien, cuando se jubiló el año pasado, dio una conferencia en la Universidad a la que tuve la suerte de asistir. No entendí casi nada, pero me quedó claro que un "agujero negro" era aquello que (sic) "tragaba y tragaba y nunca vomitaba". Cuando oí eso, se me iluminó la cara y a punto estuve de dar un salto de la butaca. Había resuelto por fin el misterio de los calcetines: ¡¡La lavadora de casa tiene un "agujero negro"!!, eso sí, especializado en calcetines.


Pero, como dije antes, no me hago ilusiones, sé que nadie me creerá.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Profesiones

Cada uno de nosotros tiene su propia profesión u oficio y está convencido de que, cuando alguien nos pregunta a qué nos dedicamos, con sólo decirle el nombre de la profesión ya queda todo claro.

La situación podría ser más o menos así:

- Buenos días, te presento a fulanito, es abogado.

- ¿Qué tal? Encantado

- ¿Y cuál es tu especialidad?

Lo mismo podría suceder con un médico, un arquitecto, un comercial, un cocinero, un jardinero, un electricista... 

Os propongo una prueba, que si la pasáis, podéis estar seguros de tener una profesión "normal": Explícale a un niño (probad con vuestros hijos pequeños) a qué te dedicas y que lo entienda. Yo no hice la prueba, sino que me lo encontré todo preparado. Al parecer, en el colegio estaban estudiando las profesiones y propusieron a los niños que les preguntaran a sus padres qué oficio desempeñaban para después explicarlo en clase -con los tiempos que corren y la elevada tasa de paro, considero que es una misión arriesgada-. Llegó mi hijo de P-algo y me hizo la pregunta. Le dije que era abogado. Por la cara que puso, deduje que se había quedado igual que antes de formular la pregunta. Seguí con una explicación de lo que, para mí, era aquello. Me quedé convencido de que lo había entendido, hasta que pasados unos días, al llegar del trabajo, me preguntó que a cuantos había metido en la cárcel.

Queda claro que intenté explicarle (comprobé que sin éxito) la parte más conocida del ejercicio de la abogacía (cualquiera le explicaba que, al menos en mi caso, las principales tareas son la  redacción de contratos, el asesoramiento, la tramitación de expedientes administrativos...) y aún así fracasé.

Es fácil comprobar cómo a los niños les resulta mucho más fácil comprender qué es un fontanero, un albañil e incluso un agricultor o un pastor, pero, claro, me parece un poco feo mentirles para que te entiendan. Eso me lleva a preguntarme cómo lo harán aquéllos que se dedican al marketing, a las finanzas, a la intermediación, a la programación informática, etc.

Después caes en la cuenta de que algunas de estas profesiones tampoco son entendidas por muchos adultos.

martes, 19 de octubre de 2010

Amigos viajeros

Tengo varios amigos y conocidos que por cuestiones de trabajo viajan muy a menudo. Otros también lo hacen, pero ya es por placer, cosa que es de envidiar.

Cuando en una conversación sale el tema de los viajes profesionales, siempre me viene a mi cabeza mi época en la que por ser el responsable de la Asesoría Jurídica de una sociedad de valores (no precisamente de valores buenos, sino que, para entendernos, se dedicaba a la Bolsa), me tocaba viajar bastante.

Es verdad que siempre eran viajes dentro del territorio nacional, lo cual me permitía -la mayoría de las veces- dormir en casa, agotado, pero en casa. Por ejemplo, si debía estar en Madrid (era el más habitual de los viajes), debía levantarme sobre las 4,30 h, coger uno de los primeros vuelos a la capital, reunirme durante casi todo el día, coger un vuelo tarde y plantarme en casa después de las 23 h.

Recuerdo con cierto cariño una época que me tocó viajar a  Segovia muy a menudo, llegando incluso a estar en esa ciudad durante dos o tres semanas en periodos de una semana. Pude disfrutar la ciudad, comer bien e incluso llegué a saludar a gente por la calle cuando salía a pasear (eran funcionarios de los Juzgados a los que veía muy a menudo), lo que me daba un aire de segoviano de toda la vida.

Durante otro periodo tuve que desplazarme a menudo a Bilbao y alrededores. Recuerdo especialmente una semana que pasé acompañado de un compañero de trabajo al que conocía poco y que acabamos siendo bastante amigos, a pesar de las muchas diferencias en temas clave (ya sabéis, política, religión...) y que disfruté mucho.

En uno de estos viajes, conseguí que la dirección me autorizara a viajar a Asturias acompañado de un compañero de trabajo con el que me une una gran amistad (es el padrino de JP ... sí, el quinto de mis hijos). Todavía me acuerdo de la reunión mantenida con los clientes a los que íbamos a visitar y cómo mi amigo llevó la voz cantante. ¡Y lo bien que comimos!

Me estoy yendo por las ramas y no es lo que yo quería.

Como decía, cuando alguien me habla de sus viajes de trabajo, me viene a la memoria esa época. Es uno de los casos típicos de la llamada "memoria selectiva", pues pocas veces me acuerdo de aquellos madrugones, aquellas tensas reuniones (alguna incluso muy desagradable), aquellas esperas en los aeropuertos, aquellos viajes a Madrid en un coche alquilado porque a mi jefe le daba miedo volar y se empeñaba en acompañarme, sino que recuerdo a personas que conocí, a comidas compartidas con compañeros, etc. Siento incluso nostalgia de aquel ritmo de vida y no me doy cuenta de la suerte que tengo ahora con un trabajo a 10 minutos de casa y un ritmo mucho más pausado.

Todo esto me ha venido a la cabeza porque en estos momentos un buen amigo mío está de viaje en China. Él trabaja en una Universidad y se encuentra en ese país promocionándola. Hemos hablado alguna vez (me comenta que su madre todavía se sorprende de que pueda hablar con él por teléfono a pesar de la distancia existente) y me cuenta cosas sorprendentes. Sin ir más lejos, ayer me dijo que empleó 4 horas para ir a Misa. Este tío, sin duda, es un crack.

lunes, 18 de octubre de 2010

Aceras

No sé si soy el único al que le pasa, pero lo cierto es que me tiene un poco cansado el tema. Resulta que cuando voy por una acera estrecha y me encuentro a alguien que viene por mi misma acera, pero en sentido contrario, siempre (pero siempre es siempre) soy yo el que se baja para dejarle pasar. Da lo mismo que la otra persona sea un hombre o una mujer, un niño, un joven o un adulto, una mujer con un cochecito, o con un carro de la compra ... el caso es que siempre me bajo yo para que la otra persona pueda seguir su camino.


Quiero aclarar que cuando la persona que viene en sentido opuesto al mío es de avanzada edad, o lleva un bebé en su cochecito, o el carro de la compra, etc., no me cuesta nada bajarme y cederle el paso. El problema es que siempre, sea cual sea el caso, soy yo el que acaba cediendo y bajándome de la acera.


Reconozco también que existe una situación que me molesta mucho y que es cuando lo que viene por la misma acera es una pareja (me da lo mismo la edad) cogida de la mano. No se sueltan ni de broma y, como ocupan toda la acera, esperan (y consiguen) que sea yo el que me baje.

Hace un tiempo comenté este tema con varias personas y muchas coincidían en decirme que existía una norma (no escrita) por la que tiene preferencia quien circula con la pared a su derecha, siendo la otra persona la que se bajará.

Tal y como me habían dicho, cuando he circulado con la pared a mi derecha, he probado aguantar hasta el último momento (haciéndome el distraído o no) para ver si el otro transeúnte bajaba de la acera (o del burro) y ¡nada, no hay manera! Ha habido gente que incluso ha llegado a pararse y mirarme con cara de sorpresa

Como decía al principio, no sé si soy el único al que esto le pasa, pero la sensación que tengo es esa.

sábado, 16 de octubre de 2010

Crisis

Aprovechando que hoy estoy de guardia para asistir en el Juzgado a detenidos por delitos de violencia doméstica y que parece que han decidido tomarse una tregua (hasta ahora no he recibido ninguna llamada del Juzgado solicitando mi presencia), escribiré sobre un tema sobre el que giran multitud de de editoriales, artículos, ensayos y demás escritos en la gran mayoría de la prensa mundial: la crisis económica.

Si partimos de la base de que esta crisis -al menos así lo creo yo- es fruto de la crisis de valores que tiene nuestra sociedad, durará lo que queramos que dure. O dicho de otra manera, sólo nosotros acabaremos con una crisis que sólo nosotros iniciamos.

Todos hemos oído hablar de las complejas operaciones financieras que a nivel mundial iniciaron esta crisis (muy recomendable leer a Leopoldo Abadía que, de forma muy clara y sencilla, explica la crisis a los que, como yo, somos unos negados para entender ciertos conceptos económicos), pero en el fondo se inició por la avaricia, la insolidaridad y el egoísmo de unos pocos (o muchos). Y eso arrastró a muchos.

Es curioso observar cómo esta crisis no afecta a todos por igual. Tengo comprobado cómo aquellos que hacíamos malabarismos para poder llegar a final de mes, seguimos con ellos añadiendo, eso sí, aquella frase de "más difícil todavía". Lo he comentado con algunas amistades y coinciden conmigo en esta apreciación. Sin embargo, de los que mejor vivían -y que siguen viviendo muy bien- he oído las mayores quejas y lamentos por la situación económica. Suelen dejar caer frases del estilo de "¡cómo está el patio!, cuando sales a cenar "te pegan unas clavadas" (ni se les pasa por la cabeza prescindir de estas salidas), "estas vacaciones nos hemos tenido que conformar con irnos a ..." (¡pobrecillos!), "nos gustaría comprarnos tal coche, pero no creo que podamos hacerlo hasta ..." (¡qué pena me dan)...

Cuando, a diario y en nuestra propia ciudad, veo a gente buscando comida en la basura, cuando asisto a ciertas personas en el Turno de Oficio, cuando me cuentan situaciones por las que pasan algunos conocidos, me acuerdo de los lamentos de estos "pobrecitos".

viernes, 15 de octubre de 2010

Asunto del Turno de Oficio

El Turno de Oficio, como sabéis, es un servicio al que voluntariamente se inscriben los abogados de un determinado Colegio de Abogados que deseen formar parte del mismo y por el que prestarán sus servicios de forma gratuita para el ciudadano que tiene este derecho, siendo la Administración la que abonará (con unas tarifas muy reducidas) esta prestación.

Dentro del servicio de asistencia gratuita existen diversas especialidades (Civil, Penal, Extranjería, Violencia de género, Menores ...) y te asignan los asuntos dependiendo de ello.

Hace muchos años, en mis inicios en la profesión, estuve apuntado al Turno de Oficio (más adelante lo dejé al ser incompatible con mi nueva dedicación) y, a pesar de no haber variado mucho, se ha dado un considerable aumento de clientes extranjeros, lo cual es del todo lógico si tenemos en cuenta que también se ha incrementado mucho la inmigración.

Un día os contaré con más calma alguna de las aventuras vividas en el Turno de Oficio. Hoy os explicaré el (desgraciado) caso que me ha sido asignado recientemente. Se trata de un ciudadano peruano al que le ha sido interpuesta una demanda de ejecución hipotecaria por parte del Banco con el que suscribió su hipoteca. Esto en sí ya es un drama de considerable calibre, pues como sabéis estos procedimientos acaban siempre mal al existir unas causas muy tasadas que permitan contestar a la demanda con ciertas garantías, por lo que el Banco acaba quedándose con la vivienda y sigue reclamando la totalidad de la cantidad pendiente de pago (me he dado cuenta de que la gente, erróneamente, cree que el Banco se queda con la casa y ya está).

Pues en el caso concreto, debemos añadir a ese drama el hecho de que se trata de una familia inmigrante. Además tienen un hijo con una enfermedad incurable (no sé cuál es, pero ellos dicen que tienen un hijo "especial"), el padre de familia estaba en paro hasta hace poco tiempo. A todo eso hay que añadir que, ante la tardanza en que se le asignara un abogado de oficio, optaron por acudir a una letrada a la que conocieron a través de un anuncio en un locutorio. Concertaron una entrevista y les solicitó una cantidad a cuenta (provisión de fondos) de 1.300 €. De eso hace ya más de una semana. Desde entonces no han vuelto a tener noticias de ella. Yo mismo llevo toda la semana llamándola al número de teléfono que ella les facilitó y ha resultado del todo infructuoso. Lo único que he conseguido averiguar es que aparece como colegiada en el Colegio de Abogados de Valencia, figurando, eso sí, como no residente y como no ejerciente.

El abogado "no ejerciente" no puede actuar ante los Tribunales de Justicia, por lo que no sé cómo podría defender esta persona a mis clientes.

Esto tiene toda la pinta de una estafa como una catedral, con el agravante de que se da a unas personas con unas circunstancias ya de por sí muy difíciles.

Cuando sepa algo más, lo escribiré.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Rescate mineros

Hoy me hago eco de la noticia mundial que representa el rescate de los mineros chilenos que habían quedado atrapados hace 69 días en la Mina San José.

A la hora que escribo esta noticia son ya 13 los mineros que han conseguido rescatar y por lo que he podido ver esta mañana en las imágenes del rescate del tercero de los mineros, está siendo un éxito a la vez que complicado.

Me ha impactado mucho el momento en que llegan a la superficie y son sacados de esa cápsula diseñada y construida expresamente para la ocasión. Al parecer, el trayecto desde el punto en el que se encontraban hasta la superficie dura 15 minutos y la cápsula mide unos 65 cms de diámetro. Por un momento me he imaginado en esa tesitura y, la verdad, debe ser angustioso ese "viaje". Quince minutos, velocidad reducida, estrechez y viendo constantemente una pared que parece que nunca se va a acabar.

Me ha gustado mucho la camiseta de agradecimiento a Dios que llevan los mineros.

Y mientras, aquí, seguimos peleándonos por tonterías.

martes, 12 de octubre de 2010

Lluvia

Al parecer soy un tipo casero, que como sabéis es un eufemismo para definir a aquel que le cuesta un montón salir de casa.

Lo cierto es que cuando tienes una familia (y más si es numerosa) la mayoría de tus gustos quedan en un segundo plano y ese "caserismo" se convierte en un frenesí de salidas de cualquier tipo (familiares, con amistades, con familias de la clase de cualquiera de mis hijos, etc).

También es verdad que esa afición a quedarse en casa cambia radicalmente y sólo se hace por imperiosa necesidad.

Este largo fin de semana (con puente o sin él) la climatología ha sido asquerosa: no para de llover. Sé que es necesario que llueva, que las reservas de agua aumentan y evitan periodos de sequía, que el campo lo agradece y que, en general, es muy beneficiosa. Pero otra cosa es que no pare de llover.

Como escribí en una anterior entrada, el domingo nos esperaba una costellada que, como podéis imaginar, finalmente fue suspendida como consecuencia de las previsiones meteorológicas, que anunciaban (ya acertaron) lluvias intensas.

Lo que decía, quedarse en casa con tanto niño no es precisamente un plan como aquellos que llevas días deseando, sino que, o te organizas un poco, o puede convertirse en un infierno. Los niños (sobre todo cuando son muy pequeños) tienen una especie de radar que detecta el mal tiempo (y sobre todo tus ganas de hacer cualquier cosa menos quedarte en casa) y hace que se active  su mal humor y su histeria convirtiendo ese handicap en un "más difícil todavía".

Os dejo ya que hace un rato que ha empezado el partido Escocia-España y me gustaría verlo. Y más después de leer en la prensa catalana el intento de linchamiento a Sergio Ramos desde que se le ocurrió hacer una gracia a un periodista de TV3 sobre el uso del catalán y el "andaluz". Ahora parece que el "delito" cometido por S. Ramos es haber felicitado a Jorge Lorenzo y Toni Elías por su reciente Campeonato del Mundo en su categoría de motos a través de su cuenta de Twiter con un "Arriba España". Los periodistas catalanes, con una sospechosa unanimidad, dice que este saludo es fascista. ¡Qué ganas de buscar polémica!

lunes, 11 de octubre de 2010

Puente

Este mes de octubre trae un día (hoy) en el que unos cuantos afortunados pueden hacer el llamado puente, que no es otra cosa que enlazar el no dar golpe con otro "no dar golpe", es decir el día laborable situado entre dos festivos.

Aquí en casa una fecha como la de hoy se ha vivido de una forma totalmente atípica: A. ha ido a trabajar, los niños han ido al cole y yo, a pesar de tener fiesta en el despacho, tenía señalados dos juicios por la mañana (el viernes, una compañera de profesión me llamó para preguntarme si podía sustituirla en un juicio que tenía señalado con anterioridad al mío y yo, como buena persona que soy, acepté).

Los dos juicios que tenía son del llamado Turno de Oficio (o asistencia jurídica gratuita), así que os podéis imaginar qué tipo de cliente defiendo. Hoy se trataba de un tipo al que la policía detuvo "conduciendo" un vehículo sin haber obtenido nunca el permiso de conducir. Efectivamente, era de raza gitana y su única coartada era que, mientras esperaba que llegara una grúa a la que había avisado (porque claro, él no conduce) para que le llevara el coche, no se le ocurrió otra cosa que sentarse al volante y encenderlo para oír qué tal sonaba el motor. Vamos, lo que hace todo el mundo cuando compra un coche cuyo destino es el transporte de chatarra. Dos detalles: al llegar al Juzgado, he visto como entregaba a su mujer las cosas que llevaba en el bolsillo para que no le molestaran durante el juicio y entre éstas se encontraban las llaves de un coche. El otro es que cuando me preparaba el tema, leí con estupor su declaración en sede judicial, en la que decía que el coche lo quería para su mujer, que tampoco conduce por no tener carnet. Lógicamente, he entrado a hablar con el Ministerio Fiscal y, tras una negociación, ha aceptado una pena de multa (alta) evitando así la prisión.

El segundo caso (el mío propiamente dicho) se traba de un chico acusado de conducción bajo los efectos del alcohol y desobediencia grave (no someterse a las pruebas de alcoholemia). Este segundo hecho es el que complicó todo, pues además de considerarse que iba bebido, se aumentaba la pena solicitada por estar acusado, no de uno, sino de dos delitos. Al final también hemos alcanzado un acuerdo con la Fiscal y tampoco entrará en prisión.

El segundo de los temas me ha dado especial rabia. Lo había preparado a conciencia y creo teníamos opciones de una absolución. Es cierto, sin embargo, que el riesgo es grande y siempre hay que mirar en beneficio del cliente. Además, quien finalmente decide es éste.

sábado, 9 de octubre de 2010

Mi música, su música


Acabamos de llegar de Girona, de un bautizo y una Primera Comunión de unos sobrinos y me dispongo a escribir acerca de un tema que genera no pocos conflictos familiares: los gustos musicales.

Hasta hace poco en casa éramos mi mujer y yo los que decidíamos qué música escuchábamos. Nuestros hijos, como no podía ser de otra manera, aceptaban e incluso compartían nuestros gustos.

Como todo el mundo, yo tengo mis gustos personales en lo que a música se refiere, pero me considero una persona bastante abierta, pues, salvo el jazz y la "música" máquina, puedo soportar cualquier estilo

Sin embargo, a medida que han ido creciendo y entrando en esa "preciosa" etapa que es la adolescencia han ido adquiriendo sus propios gustos (perdón, los gustos de la mayoría de la gente de su edad y que no son otros que los que a todas horas suenan en cualquier emisora de radio). Que tengan sus gustos no me parece mal y lo veo normal. El problema es que, como en otras cosas, pasas de ser "guais" (imagino que este término está ya desfasado), perdón, pasas de ser "el puto amo" a ser un carca.

Sin ir más lejos, hace ya un tiempo instalé en el ordenador de casa el Spotify. Me creé varias listas ("papá", "BSO" y "villancicos" para Navidad). Los cuatro mayores se crearon cada uno su propia lista y, lo creáis o no, las que más se oyen son las suyas. La de Ma., la mayor, tiene 259 canciones (15 horas de música).

Ahora mismo, mientras escribo esta entrada, tengo puesta mi sesión y me relaja escuchar Enya, La Oreja de Van Gogh, Gabinete Caligari, Supertramp etc (también, aconsejado por Ma. tengo alguna cosilla actual como Train -Hey, Soul Sister- y otros).

Pues eso, que también con la música se marcan diferencias generacionales y, como siempre, casi no te das cuenta cuándo empezó a marcarse esta diferencia.


viernes, 8 de octubre de 2010

Fiestas de cumpleaños

Hace unos días, recibimos en casa una invitación para que nuestro hijo Q. (el cuarto) asistiera esta tarde a una fiesta de cumpleaños de un niño de su clase. A pesar de que la fiesta es en una población cercana a la nuestra, no teníamos manera de recogerlo, así que tenía asumido que no iría.

Ayer, por casualidad, me encontré por la calle al padre de otro compañero de clase de Q. y me preguntó si mi hijo iría a la fiesta de ese niño. Le dije que lo más probable es que no y entonces, muy amablemente, se ofreció a traérnoslo a casa cuando fuera a recoger al suyo. Finalmente, esta tarde Q. irá a esa fiesta que tanta ilusión le hace.

Esta fiesta en particular era la excusa para publicar un post acerca de las fiestas de cumpleaños. De entrada, decir que está muy bien organizarle una fiesta al niño para, que con sus amigos, disfrute de su día. Sin embargo, como muchas otras cosas en la vida, hay quien saca esto de madre y te encuentras con situaciones que si no llega a ser porque las he vivido, no te lo crees.

Son muchos los casos (por no decir la mayoría) en los que los padres "alquilan" un local con nombres tipo "Chiquipark", "Aventura Park", etc (lo que sea, pero mucho mejor si acaba en "Park"). Estos locales -que suelen ser interiores- están llenos de todo tipo de atracciones e hinchables para los niños. No falta su piscina de bolas, pensada en principio para los más pequeños, pero que acaba siendo en centro de atención de los más mayores que se dedican a hacer guerras de bolas hasta que algún monitor les llama al orden.

Otros padres, con más posibilidades y ganas de que el niño (y los invitados) tarden más en olvidar el gesto, optan por actividades al aire libre. En la mayoría de los casos, estas actividades incluyen animales: visita a una granja para coger conejos, dar de comer a las gallinas, paseo en caballo, pony o mula, etc. Suelen ser padres "comprometidos" con el medio ambiente y muy guais porque tampoco les disgusta que se incluyan carreras de quads.

Últimamente se ha puesto de moda celebrar la fiesta del niño en un karting, lo que lógicamente incluye, además de la merienda, algunas vueltas por el circuito.

Una minoría opta por celebrarla en casa y aquí nos encontramos con dos tipos: los que disponen de mucho espacio y, sobre todo, jardín y los que no. La diferencia está, no sólo en el espacio disponible, sino en el número de invitados: los primeros invitan a toda (o casi toda) la clase y los segundos a los amiguitos más íntimos.

En todos los casos, sin embargo se dan una serie de notas comunes. Una de ellas es la típica mamá que viene a traer a su hijo acompañada de otros hijos (hermanos del invitado). Al llegar, saluda a la mamá del homenajeado y no se sabe cómo, se las ingenia para colocar a otro (las más listas a más de uno) de sus vástagos. Cuando lo ha conseguido, sale corriendo a disfrutar de una tarde de compras sin niños que la incordien.

Otra nota común son aquellos padres/madres que acompañan a su hijo y se quedan allí. Son pocos los que ayudan. Más bien aprovechan para tomar algo y dar conversación a los padres "organizadores" que sufren lo indecible por no saber cómo decirle a ese padre que ya que no le ayuda, por lo menos no le moleste y le deje dedicarse un poco a los niños.

Las chucherías son otro de los elementos comunes en todas las fiestas de cumpleaños. Hemos llegado hasta tal punto de consumo de golosinas que, actualmente, para sorprender a un niño es necesario regalarle varios kilos. Por supuesto que existen trucos para que un cartucho de golosinas parezca más grande de lo habitual (probad a poner esas bolsas de ¿"gusanitos"? en el fondo y después completad con el resto), pero aún así, soy de la opinión que ya están más que acostumbrados.

Estas fiestas son un escenario ideal para, con sólo observar un poco, descubrir qué niños tienen más hermanos y qué niños son hijos únicos. Es curioso descubrir también los enormes parecidos (no sólo físicos) que se dan entre padres e hijos.

Muchas veces he podido observar cómo a lo largo del curso escolar se van sucediendo diferentes fiestas de cumpleaños y se convierten en auténticas competiciones entre padres por ver quién la hace más grande.

Nosotros, hace años, optamos por que cada uno de nuestros hijos tendría una única fiesta de cumpleaños en la que podrían invitar a todos sus amigos. El resto de años, lo celebramos en familia y, en todo caso, invita a su mejor amigo o a algún primo. Lo tienen muy asumido y disfrutan mucho de ese día.

jueves, 7 de octubre de 2010

¿Y cuando uno se pone enfermo?

Alguno se preguntará qué pasa cuando uno de los hijos se pone enfermo. Como sabéis esto es una situación que no se elige (creo que en términos económicos se califica como "imponderable"), así que viene cuando menos te lo esperas.

Es cierto que para que una familia funcione medianamente bien es necesario un horario. En cuanto suena el despertador empieza el espectáculo. En casa tenemos calculado incluso el tiempo que puedes "perder" en despertar a los pequeños. A los mayores se les despierta a base de frases como "Buenos días", "Arriba" (o "abajo" para los que duermen en lo alto de la litera) o, a medida que tardan más en levantarse, "Veeeenga, que llegamos tarde". En cambio, los pequeños, necesitan (y merecen) ciertos mimos, por lo que el momento de despertarlos acostumbra a durar un poco más. Esto es importante para asegurarte un buen despertar y no estar todo el rato hasta la hora de salir oyendo llantos.

El problema, sin embargo, es cuando uno de los pequeños se pone enfermo. Es entonces cuando se alteran todos los horarios. Nosotros somos unos afortunados porque contamos con mis suegros, que siempre están dispuestos a quedarse con el niño en cuestión. Alguno podría pensar que estamos haciendo un favor a los abuelos, pero yo no creo que sea así y valoramos muchísimo esta disponibilidad.

Yo era de los que pensaba que siempre que tenías algo programado surgía uno de estos imprevistos. Con el tiempo me fui dando cuenta que no era así, que lo que pasa es que siempre tienes algo programado, por tanto, siempre te chafará algún plan.

Las dos maneras de enterarte de que un hijo tuyo se ha puesto enfermo son las siguientes:

1) Cuando te encuentras en lo más profundo de tus sueños, aparece una voz en ellos que distorsiona todo el núcleo argumental de ese sueño. Esa voz aumenta en volumen, intensidad y frecuencia. Cuando el pobre niño lleva ya un rato llorando es cuando empiezas a enterarte de todo. En mi caso, A. suele despertarse mucho antes que yo (suerte que tiene el niño, y por qué no, suerte que tengo yo) y acude a la llamada de éste. Ahí sólo cabe darle un poco de Apiretal para que baje la fiebre y esperar a que amanezca para llamar a suegra y preguntarle si puede quedarse con el niño.

2) Estás trabajando y suena el teléfono. Es A. para decirme que la han llamado del colegio diciéndole que el niño tiene mucha fiebre y que a qué hora pasará uno de nosotros a recogerlo. En nuestro caso, es A. quien lo recoge por la sencilla razón de que trabaja en el mismo colegio al que acuden nuestros hijos. Sí, lo sé, otra vez volvemos a ser unos afortunados. Pero, al igual que antes, deciros que somos conscientes de ello y estamos muy agradecidos.

Después, cómo no, viene la segunda parte, que no es otra que llevar al niño al médico. Ahi, la pobre A. es la que vuelve a chuparse esas "agradables" esperas en las salas del Centro de Atención Primaria que nos corresponde.

No me estoy quejando (tendría delito que lo hiciera) del papel que me toca jugar cuando un niño se pone enfermo, porque como podréis comprobar se puede decir que ni siquiera me entero.

Esta entrada viene a cuento de que ayer el pequeño S. se puso enfermo a través del segundo de los métodos explicados. Esta mañana lo he llevado a casa de mis suegros antes de irme a trabajar. Ahora sólo nos falta esperar que se recupere lo antes posible, pues tanto sábado (un Bautizo y una Primera Comunión de dos sobrinos) como domingo (una "costellada", parrillada en castellano) nos esperan planes con toda la familia. Ya os contaré

miércoles, 6 de octubre de 2010

Una nueva era

No quisiera que esta entrada me llevara a sesudos planteamientos vitales y profundas disquisiciones filosóficas sobre las diferentes etapas de la vida de una familia. Simplemente quería manifestaros (¿a quién?, jajaja, como si alguien leyera este blog) que ahora mismo nos encontramos en una nueva, no etapa, sino era en nuestra familia.

No es que nuestros hijos mayores están entrando a pasos agigantados en la adolescencia. Tampoco lo es el hecho de que ya no usamos cochecito para llevar al pequeño de un lado a otro. Ni siquiera lo es el que nos hayamos librado de la trona (para el que no lo sepa, es aquella sillita con bandeja que acostumbra a estar en la cocina y en la que se sienta a comer el más pequeño). La nueva era en la que hace unos meses entramos es la llamada "Era sin pañales".

Después de 14 años ininterrumpidos comprando pañales en casa (no he recibido ni una carta de agradecimiento de la Confederación Nacional de Fabricantes de Pañales a pesar de mi fidelidad), hemos dejado de hacerlo. Aún ahora, al hacer la lista de la compra, creemos haber olvidado este artículo.

Alguna vez había llegado a pensar que nunca nos libraríamos de ellos. Soñaba que éramos mayores y mis hijos ya mayores (muy mayores) todavía vivían en casa. Al salir a hacer la compra mi mujer me preguntaba si había apuntado "comprar pañales". Con cara de sorpresa y algo enfadado yo le contestaba que los "niños" ya no los usaban, pero ella, con una voz muy dulce y susurrándome a la oreja, me decía: "No cariño, los tuyos, ¿has olvidado ya tus pérdidas de orina?". 

No sé -y prefiero no saberlo- el ahorro que esto supone. Imagino que debe ser considerable, pero lo que tengo claro es que hemos entrado, como decía, en una nueva era.

Se ha acabado aquello de coger a aquel niño, subirlo en el cambiador y luchar con él (¡qué fuerza tiene su pequeño cuerpo!) para cambiarlo. O aquellas noches de invierno en las que al acostarte notabas un extraño y desagradable olor por la zona de los dormitorios y descubrías que el pequeño se lo había hecho encima. Entonces cogías al niño en brazos y lo llevabas al cambiador para, con el niño dormido y el famoso pijama-manta puesto, intentar quitarle ese "regalito", ponerle un nuevo pañal, el pijama y el pijama-manta. Un auténtico reto al alcance de unos pocos elegidos.

¿Y el espacio que ocupaban?

A pesar de tener un ... ¿pañalero? muyyy mono, siempre había paquetes de pañales detrás de la puerta de nuestro cuarto de baño o entre el zapatero y la pared o ... 

Ahora hay tanto sitio en casa.

martes, 5 de octubre de 2010

El pijama

El pijama es una prenda diseñada, en principio, para dormir con ella. Esta, a priori, verdad de Perogrullo provoca intensos debates que os animo a promover.

En los diversos ámbitos en los que me muevo (profesional, familiar, social, etc.) he probado sacar el tema y comprobar las diferentes reacciones de la gente. Evidentemente este asunto lo saco a relucir cuando existe ya cierta confianza con el interlocutor y siempre con personas del género masculino.

Resulta que hay bastante gente que afirma dormir sin pijama y una gran mayoría coincide en que lo hace (sobre todo en las noches calurosas) en calzoncillos. De entrada me parece muy ordinario (y poco higiénico) que haya gente que después de llevar esa prenda todo el día, la mantenga al acostarse. Imagino que al sacársela por la mañana, debe ser lo más parecido a quitar el papel de una magdalena.

Su único argumento es que resulta mucho más fresco dormir así.

Ante tal argumentación siempre les contesto que imaginen por un momento que esa noche -Dios no lo quiera- hay un terremoto en su ciudad. No cuesta mucho imaginarse los titulares de la prensa y de los noticiarios del día siguiente: esas dantescas imágenes de cuerpos llenos de polvo entre los escombros. Pues pensad por un momento que a esas imágenes les añadimos el ir sin pijama (y en el mejor de los casos en calzoncillos). ¿Qué pensará cualquier espectador? ¡Qué horror, ese tío dormía en calzoncillos! Estoy convencido que ese pobre espectador no olvidará jamás esa imagen. Es más, me atrevo a afirmar que esa persona tendrá pesadillas el resto de sus días.

En mi caso, si me pilla un terremoto nocturno, es posible que también muera, pero de lo que estoy seguro es que la gente, al ver las imágenes, exclamará: ¡ahí yace un señor! (muerto, pero un señor).

lunes, 4 de octubre de 2010

La importancia de que tu equipo gane

Ayer el Sevilla ganó al At. de Madrid (3-1) y esto, que parece una tontería, hace que empieces con muy buen pie la semana.

Cuando tu equipo ha ganado el fin de semana (da lo mismo que juegue bien o no, lo importante es que gane), el lunes es ... menos lunes. A veces, hasta tienes ganas de llegar al trabajo para comentar la jornada con tus compañeros.

En mi actual trabajo, tengo 4 compañeros masculinos. A dos de ellos no les gusta el fútbol y de los otros dos, uno es del Madrid y el otro del Barça. Éste último, además de forofo de su equipo, es fanático del fútbol en general y es de lo único que con él se puede hablar.

Recuerdo perfectamente que cuando iba al colegio, al ser el único seguidor del Sevilla (era considerado como el toque folclórico de la clase), todo el mundo se dirigía a mi el lunes para meterse conmigo (si había perdido) o felicitarme (si había ganado). Aún ahora, cuando, de vez en cuando, me encuentro con algún compañero del colegio, muchos me preguntan "¿Sigues siendo del Sevilla?"

Cuando llegó la gloriosa época que estamos viviendo (¡qué lastima no haber coincidido con mi estancia en el colegio!, con lo que yo habría chuleado de equipo) conseguí ganarme el respeto de los seguidores del Barça que, por vivir aquí, es lo que más abunda. No sólo el respeto, sino que conocen a muchos jugadores del Sevilla, sus resultados... en definitiva, lo tienen en cuenta. A muchos de estos debo aclararles que no soy seguidor de los de última hora, sino que lo soy "incluso cuando gana".

También soy consciente que esto no durará siempre, que volverán a llegar las "vacas flacas" y que me desilusionaré, pero ... ¡que me quiten lo bailao"

domingo, 3 de octubre de 2010

Campeonato PES11

Como ya os adelanté, el viernes por la noche quedamos S., Ar. y yo en casa de R. para hacer unas cuantas partidas de fútbol con la Play Station. La novedad de este día es que estrenábamos el nuevo Pro Evolution Soccer 2011, la nueva apuesta de Konami para no verse superada por EA con su FIFA 2011.

La verdad es que el juego está muy bien. Es un poco complicado para los que estamos acostumbrados al anterior, pero los que no solíamos hacer muchas "pijadas" (bicicletas, ruletas marsellesas  y demás) tampoco notamos tanto cambio. Eso sí, los gráficos son espectaculares aunque el Sevilla FC necesita algunos ajustes como incorporar los últimos fichajes (Cigarini, Cáceres y Alexis) y modificar los dorsales (hay muchos errores). Por fin los creadores del juego -hay que tener en cuenta que son japoneses y lo que se dice tradición de fútbol, no tienen mucha- han mejorado en su rendimiento a jugadores del Sevilla como son Luis Fabiano, Perotti y, cómo no, Jesús Navas.

La velada estuvo muy bien y disfrutamos mucho con este juego. Solemos jugar por parejas (vamos cambiando) y eso lo hace más emocionante, único diría yo. El problema, como siempre, fue al día siguiente, pues después de varios "¿qué, hacemos el último partido?"· acabamos a las 2'50 h. Suerte que esto lo hacemos una vez cada mes o mes y medio.

Solemos quedar en casa de R., S. o Ar. que tienen la Play Station 3 (PS3) y buenos televisores. Cuando lo hacemos en mi casa, R. trae su PS3 y yo consigo un proyector y así, suplimos la falta de calidad en la imagen por un tamaño más que respetable que hace las delicias de todos los participantes.

A raíz de esta afición, muchas veces me había planteado si realmente es normal que un tío con 42 años (y padre de unos cuantos niños) juegue a estas cosas. Estaba en éstas cuando poco a poco fui descubriendo que no era el único. Es más, cuando mis obligaciones me lo permiten, suelo quedar con amigos para jugar un poco y son gente de mi edad o similar.

El otro día, en la reunión de padres del colegio, uno de mis amigos (S.) comentó a otro padre que el viernes habíamos quedado para jugar a la Play y éste último me dijo que no se lo esperaba, que tenía aspecto de tío serio y que esa afición no me pegaba. Después, cuando ya cogimos confianza y se dejó llevar, descubrí que ese padre era un friki: le encantaba (y todavía jugaba) con el "comecocos". ¡¡Sí, sí, aquel juego de los años 80!! Lo mejor, la frase que soltó en el momento en que él cogió la más absoluta de las confianzas: "Sí, me gusta mucho jugar al comecocos y, aunque muchos no lo crean, en este juego es muy importante la estrategia" Y se quedó tan ancho. ¡¿Estrategia en el comecocos?! ¡Dios mío! y yo que creía que era un friki ...

viernes, 1 de octubre de 2010

Reunión en el cole

Anoche estuve en una nueva reunión del cole de los niños. En concreto se trataba de la reunión de P3, curso de nuestro sexto hijo, S.

La novedad de esta reunión era que mi mujer no podía asistir, así que, por primera vez, debía enfrentarme yo solo a esta situación. Antes de salir hacia el colegio le hice a A. las típicas preguntas de rigor para no meter la pata: 

- La clase de S. son los elefantes, ¿verdad?
- No, los elefantes, no es su clase, es todo el curso. Su clase es P3 A.

Ante tal respuesta, opté por no preguntar nada más.

Cogí la furgoneta y me dirigí al colegio. Al llegar, comprobé que no había muchos coches aparcados por el lugar ("me he equivocado de día", pensé), pero a medida que me acercaba a la entrada, éstos comenzaban a abundar.

Llegué al aula (P3 A) y ... ¡no había nadie! Acostumbro a ser puntual, pero me extrañaba no ver a nadie en el aula a falta de 5 minutos de la hora programada para su inicio. Cogí el móvil e hice como que llamaba a alguien para no quedarme allí, quieto, sin saber qué hacer y disimular ante padres de otros cursos que por allí pasaban buscando su aula.

Empezaron a llegar más padres. La mayoría de ellos eran novatos y eso me tranquilizaba bastante, pues a mi cara de palo hay que añadir mi invencible timidez que, en situaciones como la vivida anoche, hace que siempre quede como un imbécil. Al rato llegó la señorita. Cuando ya pasaban los 10 minutos de cortesía, se inició la reunión. La señorita de los niños nos dijo que como había habido cambios respecto del año anterior (eso explicaba que no conociera a casi ninguno de los padres que allí había), lo mejor era que nos presentáramos. ¡Lo que me faltaba! Una prueba más para intentar superar mi insuperable timidez. Pensé que lo mejor sería hacer una gracieta y, al llegar mi turno, así lo hice. Debió gustar porque todos los padres se rieron mucho (lo que me hace sospechar es que rieron demasiado, pero bueno)

La señorita nos explicó las actividades que hacían los niños, las previstas para el próximo trimestre y nos entregó algunos folletos explicativos. También recogimos un "regalo" que los niños habían preparado con especial ilusión y nos lo habían dejado encima de su mesa (esta mañana he despertado a S. enseñándole el regalo que nos había dejado y ha funcionado estupendamente)

Al acabar la reunión, nos esperaba una sesión con un formador (así se definió él). Nos felicitó a todos los asistentes porque -dijo- encontrarse a esas horas (eran ya las 21,30 h) a tantos padres dispuestos a escucharle para intentar aplicarlo en la educación de sus hijos, tenía un mérito ... "Este tío ya me cae bien", pensé. La verdad es que la sesión fue muy amena y de la que pude extraer alguna conclusión. En el fondo, todo es cuestión de tu actitud ante las cosas.

Al llegar a casa, cerca ya de las 12 de la noche, me encontré a A. metida en la cama con el netbook que su padrino regalo a Ma. (nuestra hija) viendo una película. Quizá la escena no tenga nada de particular, pero si os dijera que A. suele quedarse frita en el sofá a eso de las 22 h., pues eso, me sorprendió. Imagino que ayudó también el hecho de no tener TV en el dormitorio, así que, en cuanto se vio "sola", pensó que la ocasión la pintaban calva.

Dentro de unas horas, para acabar la semana, tengo una vista en un Juzgado de una población cercana sobre un tema de guarda y custodia.

Por la noche me espera una sesión de Play Station con unos amigos. Más adelante ya dedicaré una entrada a este tema (da para varias, pero con una creo que es suficiente), pero ya os adelanto que jugamos a fútbol (Pro Evolution Soccer, nada de FIFA) y que, salvo uno de los participantes, los otros son cuarentones y padres de familia numerosa.


Ahhh, me olvidaba, ¡el Sevilla ganó al Borussia de Dortmund en Alemania!