martes, 30 de noviembre de 2010

En el tren

La entrada de hoy la estoy escribiendo desde el tren y, aunque es un poco incómodo, me hace mucha ilusión usar mi iPhone para esto (quién nos iba a decir que podríamos hacer estas cosas hace unos años).

Esta mañana esperaba expectante la llegada al despacho de aquel compañero de trabajo del Barça. Ha llegado con una sonrisa bobalicona dibujada en su cara. Me pregunta si vi el partido y le digo que no, que sólo había visto los goles y que según había oído el R. Madrid no había jugado. Yo, que creía que le alababa, me he quedado sorprendido con su reacción: se ha enfadado. Ha empezado a decirme que ya estoy restando mérito al Barça y no sé qué más cosas. No daba crédito a lo que oía. Me ha parecido un pelín susceptible y enseguida he pensado que si ganando como ganó reacciona así, qué pasará cuando pierda. Espero no estar delante o, al menos, que no me pida mi opinión

lunes, 29 de noviembre de 2010

¿Qué me pasa?

Esta noche juegan, como dice el autor de un blog que sigo, el Barcelona Rangers contra el Celtic de Madrid.

Éste era el partido que, sin jugar mi equipo, no me perdía por nada del mundo. Este año, sin embargo, no tengo ningún interés en verlo. En primer lugar por todo lo que acontece con el escándalo del reparto de los derechos televisivos que, además de ser una injusticia, provoca unas desigualdades tales que a estas alturas de temporada el segundo equipo clasificado ya saca no sé cuántos puntos al tercero, restando cualquier interés al resto de partidos y centrando todo el morbo en dos partidos a lo largo de la temporada. En definitiva, "escoceseando" la Liga española, conocida por esa coletilla de "la mejor Liga del mundo". ¡Já!

El segundo motivo es que no lo retransmiten en abierto y eso me obligaría a ir a un bar a verlo. La verdad, pagar una consumición como mínimo para ver este partido en el que me gustaría que perdieran los dos equipos, como que no.

Esta "apatía" en cuanto al fútbol se ha trasladado también a la política. Ya os conté en una entrada anterior que no había seguido la campaña electoral catalana como en otras ocasiones. Es más, prácticamente no la he seguido. Sin embargo, ayer, me fui, arrastrado por mi conciencia, a votar más tarde que nunca (a eso de las 19 h) y sobre las 21,15 h. me senté frente al televisor de la cocina (A. quería ver una película en el salón) dispuesto a tragarme el típico programa de noche electoral. Es cierto que no lo viví como hasta ahora, pero tampoco me disgustó, es más estuve enganchado hasta bien tarde, concretamente hasta que se escrutó el 100% y los resultados eran ya definitivos y llegó A. con los ojos llorosos porque al parecer la película era "muy buena"

No sé si debo empezar a preocuparme por esta nueva actitud (nunca antes había experimentado algo así) o si, por el contrario, es propio de la edad. Siempre había oído decir aquello de que cuando te vas haciendo mayor, vas moderándote, pero creía que se refería a las ideas políticas, pero no a tus gustos.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Felicidades Q.

Ayer recibiste a Jesús por primera vez. La ceremonia fue preciosa (muy pocos pueden decir que dos tíos suyos celebraron la Eucaristía) y tú estuviste en primera fila, muy formal y atento a todo. 

Estuviste acompañado de tu familia, tus padres y tus hermanos, tus abuelos y casi todos tus tíos y primos y algunos amigos. Nos juntamos más de 70 personas para acompañarte en un día tan especial. Tu madrina nos miraba, sonriendo, desde el Cielo y, como todos nosotros, estaba orgullosa de ti.

Ahora ya sabes, a seguir siendo amigo de Jesús. Él cuenta contigo, eres de los suyos y, como te dijo el tiet J., estamos seguros que no Le defraudarás.

Ayer te regalaron muchas cosas.

Me gustó mucho cuando tu tía L. te preguntó cuál había sido el mejor regalo y le contestaste, tan tranquilo y tan seguro, "recibir a Jesús".

sábado, 27 de noviembre de 2010

Preparando canapés

Llevamos toda la mañana preparando canapés, bocadillos y otras cosas para la Primera Comunión de Q., que es esta tarde. Ha venido gente a ayudarnos (mi suegro, el hijo de unos amigos) y junto con alguno de nuestros hijos, hemos podido avanzar mucho. Ahora que tenemos no sé cuantas bandejas preparadas, no sabemos cómo las podremos llevar hasta el lugar de la celebración.

Dentro de un momento empezamos a comer y a vestirnos para la ocasión.

Como decía aquel anuncio, "Me ehtoy estresaaaaando"

viernes, 26 de noviembre de 2010

Frío polar

Dicen los meteorólogos que una ola de frío polar ha llegado a nuestro país y sólo hace falta salir a la calle para comprobarlo. Los termómetros han bajado considerablemente y la sensación de frío es aún mayor que el frío que realmente hace. No soy seguidor del espacio del tiempo en la tele, pero recuerdo que hace ya un tiempo, en nuestra televisión autonómica, se citaban las temperaturas (máximas y mínimas) de cada lugar y la sensación térmica, que venía a ser la sensación que cada uno de nosotros sentíamos de esa temperatura. Normalmente el calor era mayor y el frío también. Además, si tenemos en cuenta las latitudes en las que nos encontramos y cómo al residir en zona costera (o pre-litoral) afecta la humedad a esas temperaturas, ese frío se te mete en el cuerpo y por mucho que te abrigues, no te lo quitas de encima.

Estos días vuelvo a oír (a los niños) aquella famosa pregunta que nos hacíamos cuando éramos pequeños: ¿qué te gusta más, el frío o el calor? Recuerdo como la mayoría de la gente contestaba que prefería el frío (el argumento no era otro que siempre podías abrigarte, en cambio con el calor, por mucho que te quites ropa, sigue estando ahí). Recuerdo también cómo yo contestaba que prefería el calor. Supongo que yo interpretaba la pregunta de forma diferente a la gran mayoría, pues en ningún momento se decía en la misma que podías abrigarte. Para entendernos, siempre interpreté esa pregunta en el sentido de qué preferías encontrándote ligeramente vestido.

Ahora que en la televisión vemos imágenes de las primeras nieves en España, me viene a la memoria una nevada que cayó un 1 de marzo del año 1991, 1992 ó 1993. Estaba yo en la UAB y empezó a nevar por la mañana. Al principio nos hacía mucha gracia. Como no paraba -al revés, aumentó la intensidad-, la cosa se fue complicando, hasta el punto que la UAB decidió desalojarnos y cerrar la Universidad. Me fui con mi amigo C. hasta la estación de Bellaterra y cuando vimos la cantidad de gente que había en el andén por el que circulaban los trenes en dirección a Barcelona, decidimos tomarnos un café (calentito) en el bar de la estación. Pasamos allí un buen rato. Mientras tanto, fuera, seguía nevando. Hasta tal punto nevó que se suspendió el servicio de los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya (FGC). ¡Nos habíamos quedado tirados en Bellaterra! Hicimos alguna llamada telefónica (los teléfonos móviles no estaban tan extendidos y aunque lo estuvieran, nosotros no teníamos móvil) pero nadie podía venir a recogernos, las carreteras empezaban a cortarse al tráfico. Empezó a anochecer y decidimos irnos andando hasta Sant Cugat, donde yo vivía. No quiero exagerar, pero cada paso que dábamos, nos hundíamos en la nieve hasta las rodillas. Ya no nos reíamos tanto. Siguiendo la carretera de Bellaterra a Sant Cugat, en una zona más practicable, vimos llegar un coche (Ford Fiesta) y le pedimos que parara. Al abrirse la puerta, salió gran cantidad de humo de cigarrillo y podéis imaginar cómo olía ese coche, pero era eso o "morir" en la nieve. C. estuvo en mi casa hasta que amainó el temporal y más tarde le llevé a su casa.

Ahora C. vive en El Salvador y todavía nos acordamos de esta aventura vivida. Es más, a raíz de ésta aprendí el significado de la expresión "quedar colgat a la neu" Un hermano de C. fue el autor de la frase y cuando nos vemos, aún hoy, entre risotadas, me dice "Vau estar a punt de morir colgats a la neu".

jueves, 25 de noviembre de 2010

Otro dilema

Mi asesor bloguero -a quien agradezco profundamente sus consejos- me dice que, en su opinión, no doy pie al lector (si es que existe alguno) a que se pueda ir haciendo una imagen de mi. Al parecer todo queda muy claro desde el primer momento.

Estoy seguro que tiene razón. No obstante, cuando leo algún que otro blog de los tantos que existen, nunca me he planteado eso. Es más, soy de los que prefiero saber de qué pie calza su autor para seguirlo o no. También soy consciente de que habrá personas a los que les guste ir averiguando cómo es esa persona.

Pero no es eso lo único que me hace dudar. Cada vez que escribo una entrada pienso en la gente más próxima que puede leerla y quizá eso me condicione un poco en el contenido de la misma. Estoy pensando, por ejemplo, en mis hijos (Mi. siempre me hace algún comentario de la entrada más reciente). No quiero decir con esto que si no fuera por ello escribiría otras cosas, no. Me refiero a ciertas vivencias (el Turno de Oficio, por ejemplo, da para muchas de ellas) que no me parecen propias de este espacio (o quizás sí, de ahí la duda).

Otro consejo que me da (éste es más práctico que otra cosa) es que siga otros blogs, es decir, que me apunte como seguidor y que haga comentarios. Eso, por lo visto, lleva al autor y seguidores de ese blog a interesarse por el tuyo y, si les caes bien, lo harán más a menudo. Sin embargo, me advierte que eso precisa de una dedicación y un tiempo que seguramente no tendré. Efectivamente, así que iremos haciendo lo que buenamente pueda.

Ah, no quisiera olvidarme de agradecer a mi asesor todos los consejos que me da.




miércoles, 24 de noviembre de 2010

¿A quién voto?

El próximo domingo tenemos elecciones autonómicas en Cataluña y me encuentro en una situación que nunca antes había vivido: no sé a quién votar. hasta anoche no sabía a quién votar.

Se me ha pasado por la cabeza no votar, pero creo que esa abstención, premeditada y perfectamente justificada, será interpretada como un conformismo con la actual situación. Otra opción que me he llegado a plantear (y sigo haciéndolo) es votar en blanco (ya sabéis, introducir en la urna un sobre vacío) o nulo (introducir un sobre lleno de papeletas o con una -la del partido que peor te caiga- con un insulto). También -cómo no- he pensado votar como hasta ahora he hecho.

Imagino que parte de la culpa de esta indecisión es del gobierno actual (tanto a nivel nacional como autonómico) y de la clase política en general, pero también ha ayudado mucho el "nivel" alcanzado por la campaña de este año.

Tenemos un partido (de gobierno) que en su propaganda electoral aparece una chica joven que al ir a votar "goza" como un animal en celo.

Otro partido de gobierno dice en un mitin, a través de su cabeza de lista, que existe un expolio fiscal en nuestra región, mientras que en Andalucía no paga (sic) "ni Dios".

Otro que en su vídeo publicitario aparecen todos desnudos (incluso un niño) tapándose con las manos sus partes más ... ¿nobles? (no creo que en este caso sea la palabra más apropiada)

Otro que, según su cabeza de lista ha tenido que recurrir a eso para darse a conocer, ha editado un vídeo titulado "El vídeo porno de ...".

Existe otro que ha contratado a una actriz porno, otro que presenta a un travestido y que en los mítines de desnuda.

Otro partido ha mostrado un videojuego en el que se "eliminaban" inmigrantes.

Finalmente, existe un partido al que todas las encuestas le dan el triunfo y cuyo candidato a la presidencia de la Generalitat aparece como beneficiario de unas cuentas opacas que su padre tenía en Liechtenstein con 2 millones de euros.

Éste es el panorama. Existe una frase que dice que tenemos el gobierno que nos merecemos y siempre me he resistido a aceptarla. Yo, por muy arrogante que suene, creo que no me merezco esto, aunque, viendo los comentarios de la gente, quizá no vaya muy desencaminado.

Ayer, sin ir más lejos, tuvimos una cena con los hermanos de A. y sus respectivas/os. Estábamos allí un buen grupo de personas y de entre las diferentes conversaciones, salió el tema de las elecciones. Yo, escarmentado de otras ocasiones, no abrí la boca y me limité a escucharlos a todos. Imagino que llevados por la confianza al verse rodeados de familiares, dejaron escapar alguna que otra perla. Cada uno defendía su opción política como la más acertada (hasta aquí normal), pero siempre acompañada de insultos a los demás representantes y burlas hacia sus votantes. Dependiendo del carácter de cada uno, su defensa era más o menos vehemente, pero en el fondo todos eran de una uniformidad preocupante. Existía una importante coincidencia en cuanto al llamado soberanismo y/o nacionalismo.

Agradezco a mi familia política (nunca mejor dicho) que me abriera los ojos y me hiciera decidirme en mi voto.

martes, 23 de noviembre de 2010

Primera Comunión Q.

Este sábado, a las 17 horas, nuestro hijo Q. hace su Primera Comunión y os podéis imaginar los preparativos que ello conlleva. Tanto A. como yo tenemos un hermano sacerdote y, en ambos casos, lejos de donde vivimos. En concreto, mi cuñado es misionero en un país centroamericano y mi hermano reside en una ciudad a poco más de 1.000 Kms. de la nuestra. Sin embargo, esta vez tendremos a los dos con nosotros.


Como invitaremos sólo a la familia y a unos pocos amigos, "sólo" nos juntaremos casi 90 personas. A. ha conseguido que nos dejen un lugar para poder tomar una merienda después de la ceremonia, pero dado el volumen de invitados y lo complicada que está la situación, haremos como hemos hecho en anteriores ocasiones: prepararlo nosotros. Para ello contaremos con la ayuda de nuestros hijos mayores y unos cuantos sobrinos dispuestos a preparar cientos de bocadillos y canapés y aperitivos varios. El sábado pasado ya estuvimos comprando muchos platos, servilletas, vasos y alguna bebida. A. se pasó el domingo cocinando y una hermana suya nos lo ha guardado en su enorme congelador. 


Una amiga nuestra, E., ha hecho el dibujo que irá en el recordatorio de la Primera Comunión y que he conseguido pegar en esta entrada. La verdad es que lo ha hecho muy bien y además se parece mucho a nuestro hijo.


Aunque todavía nos queda mucho por hacer, no queremos estresarnos por cosas accesorias. Lo importante es la Primera Comunión y que Q. está muy ilusionado (también algo nervioso) y que ha conseguido -tras muchos intentos- decir de una vez la palabra "Transubstanciación". El significado también lo conoce.





domingo, 21 de noviembre de 2010

La última cima

Tengo una suegra que desde que se jubiló hace ya unos años (mi mujer es la pequeña de 8 hermanos) cada día hace más cosas.

La última es que se ha convertido en una activista. Para aquel que tenga la imagen del activista como la del individuo con rastas y pearcings por todas partes y que se manifiesta a las primeras de cambio, decirle que existe un nuevo modelo: la de la venerable abuelita que, como mi suegra, forma parte de un grupo de opinión (todos los integrantes son como ella) que se dedica a enviar cartas a diversos periódicos opinando de diferentes temas de actualidad.

La última de sus acciones ha sido enviar una carta al Ayuntamiento de nuestra ciudad solicitando que la sala de cine de su propiedad proyecte la película "La última cima", película que ya había sido estrenada en otras ciudades y no en la nuestra. Alegaba en su carta que es una película con valores y que, no sólo  no haría ningún mal, sino que podía ayudar a mucha gente. El Ayuntamiento ha accedido a su petición y ha decidido mantenerla en cartel 5 días.

Pues bien, hoy hemos ido a verla y me ha encantado. De entrada, no es una película, sino un documental y trata sobre la vida de Pablo Domínguez, un sacerdote joven (murió con 42 años en un accidente en el Moncayo en 2009) con una vida ejemplar. Empieza con unas palabras del director de la película diciendo, más o menos, que si hoy haces una película en la que se crucifica a un sacerdote, te aplaudirá todo el mundo, pero si haces una película sobre un cura y, sobre todo, hablando bien de él, es a ti a quien crucificarán.

En el documental se recorre su vida a través de la explicación de algunas de sus virtudes a través de sus más allegados, familiares (padres, hermanos, sobrinos), amigos y compañeros sacerdotes. Así, se habla de su buen humor, de su generosidad, de su humildad, etc.


Es una película muy recomendable y, además, muy atípica en nuestros días.

sábado, 20 de noviembre de 2010

iPhone

Ayer noche llegó A. diciéndome que tenía un regalo para mí. Como no era mi cumpleaños, ni mi santo, ni cualquier otra fecha señalada, no entendía muy bien a qué se refería.

Al momento me entregó una caja en cuyo interior había un teléfono móvil iPhone 3G.

Mis dos hijos mayores, al ver el teléfono lanzaron varias exclamaciones (realmente exageradas aunque se encuentren en esa gloriosa etapa que es la adolescencia).

J., aquella amiga de mi mujer que organizó la fiesta sorpresa por sus 40 años en su casa, la misma que se quedó con 2 hijos nuestros para que nos fuéramos a Lisboa, es la que ha conseguido ese teléfono.

¡Muchas gracias a las dos!

Y ahora a disfrutarlo (espero que también pueda usarlo para hacer llamadas)

viernes, 19 de noviembre de 2010

¿Cómo lo hacéis?

Muchas veces, charlando con otras personas, me preguntan cómo somos capaces de organizarnos siendo tantos de familia. Normalmente les digo que no es tan complicado, que tiene sus momentos, pero que tampoco es una barbaridad.

Mientras escribía esto, me he acordado de lo que me contaba un amigo mío, miembro de una familia muy numerosa: son 15 hermanos. Con el tiempo -decía- aprendí a distinguir las preguntas inteligentes de las que no lo eran y así me limité a contestar las que tenían cierto interés y las preguntas tontas las contestaba con respuestas tontas. Cuando le preguntaban que cómo lo hacían para comer, les decía "con cubiertos" y cuando le preguntaban que cómo lo hacían para dormir, decía "en la cama". Pero bueno, no me quiero desviar del tema. 

Cuando uno se para a pensar, se da cuenta que, una vez más la naturaleza es sabia. Si a mí me llegan a decir que tendría 6 hijos, pues no sé, quizá no me lo habría creído o -seguramente- me habría dado un buen susto. Pero como esto, gracias a Dios, no es de golpe, sino poco a poco, te vas adaptando.

Recuerdo perfectamente (y así lo hemos comentado A. y yo en más de una ocasión) cuando llegó Mi., nuestro tercer hijo, a casa. Vivíamos en nuestro primer piso (un piso que estaba muy bien, pero que era para empezar nuestra vida en común y lógicamente se nos quedó pequeño). Ma. tenía 3 años y P. 2. Cuando dieron el alta a A., llegamos a casa con Mi. en brazos y llorando (Mi), porque llorar, lloraba mucho. Ahí me di cuenta del lío en el que nos habíamos metido. A. y yo nos mirábamos aterrorizados sin atrevernos a decir nada, como si no quisiésemos que se notase que estábamos desbordados (sólo viendo nuestras caras era evidente, pero bueno). Te asaltaban preguntas tipo "¿y cómo lo haremos ahora para salir al parque?" (hasta entonces, cada uno se encargaba de un niño).

Al poco tiempo, empezamos a descubrir que los niños son capaces de colaborar en cosas que ni se te habían pasado por la cabeza. Recuerdo cómo nos ayudaban a subir las bolsas de la compra (las que menos pesaban, claro), por lo que, además de ayudar, evitábamos que se peleara con su hermano/a, pues bastante ocupado/a estaba en subir esa bolsa. Cuando salíamos a la calle, uno de los niños de agarraba al cochecito del pequeño, que hacía de manos de cualquiera de nosotros dos.

Ahora, volviendo la vista atrás, he llegado a sonreír (¡quién me lo iba a decir hace unos años!) recordando ésa y otras situaciones.

Es cierto que también te vas acostumbrando amoldando a tu nueva situación. Al que, como yo, es un poco histérico con el orden en la casa, se le quitan todas las manías y empieza a ser consciente de que con tanta gente es imposible tener la casa perfectamente ordenada.

Todo pasa por un cambio radical en tu visión del mundo. Se trata simplemente (o nada más y nada menos) de cambiar el centro de tu vida. Dejar de ser tú mismo el ombligo del mundo y que todo gire alrededor de los demás (de los que más quieras). Serás feliz. Esto, que parece fácil, no lo es en absoluto, pero nadie dijo que lo fuera...


PS Mi gurú-asesor en  esto de la blogosfera me ha aconsejado, entre otras cosas, poner una foto a mi perfil. Bueno, la buscaremos.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Generación ni-ni

Existe hoy en día una nueva clase de individuos que pertenecen a la denominada "Generación ni-ni". Como ya sabéis son aquellos especímenes (jóvenes, normalmente) que ni trabajan ni estudian (por si alguien todavía no lo había pillado, he puesto en negrita las dos palabras que forman esta nueva clase de individuos).

Cuando yo era más joven, también existía esta clase de personajes, pero no pertenecía a ninguna generación, aunque sí tenía un nombre (o varios): era un perro, o un vago, o un inútil, o ... ahora imagino que decir eso a un joven debe ser peligroso para su autoestima y su "normal desarrollo". Es más, estoy casi seguro que como se me ocurra llamar "vago" a un ni-ni, se dan las circunstancias necesarias para que se inicien diligencias penales contra mi.

Si grave es esto, peor es que el Presidente de la Comunidad Autónoma en la que resido, el Molt Honorable José (Jose de toda la vida) Montilla, haya destinado 20 millones de euros para ayudas a este colectivo. Imagino que la idea será que sigan siendo ni-ni: Tú, chaval, tranquilo, ni trabajes, ni estudies, que para eso ya estoy yo aquí.

Ahora ya más en serio, en una sociedad como la nuestra, de la que se han eliminado palabras como "esfuerzo", "disciplina", "mérito", "compromiso", "responsabilidad", es normal que se den situaciones como ésta. Es una muestra más de la crisis de valores (si grave es la económica, imaginaos cómo es ésta) que vivimos actualmente.

Y como en muchas otras cosas, no sé a qué esperamos para salir a la calle ... supongo que ni nos va, ni nos viene...

martes, 16 de noviembre de 2010

Un hombre curioso

Muchas veces, en nuestra profesión, los abogados nos vemos en la necesidad de hacer de psicólogos o confesores de nuestros clientes. Hoy ha sido un día de esos. Ha venido a verme un cliente muy peculiar. A pesar de llevarle un asunto (me lo pasó el titular del despacho), no lo había visto nunca antes. 

Ha llegado a media tarde con cara de pocos amigos (parece que encargó el asunto al titular hace ya más de un año y no había tenido noticias). Hemos empezado a comentar cómo está el tema y los pasos que deberán seguirse. Hablaba mal, intercalando muchas palabras malsonantes, de los abogados, de los jueces, de los políticos (en esto coincido con él), de los militares y de gente concreta.

Poco a poco -soy incapaz de explicar cómo- hemos ido cogiendo cierta confianza y me ha contado muchas cosas. Ha llegado incluso a sonreír explicándome algunos pasajes de su vida. Entre otras cosas me ha contado cómo estuvo a punto de morir tras una operación (estuvo 11 días en coma), en varios accidentes de circulación, haciendo el servicio militar (pasó la mayoría del tiempo arrestado o aislado en una casa en la que no había nadie más), etc.

Actualmente tiene 67 años y ha pasado muchas penas a lo largo de su existencia. Se fue de casa  -harto de su madre- cuando tenía 14 años y pasó su primera noche durmiendo en un banco en la calle. Cuando consiguió tener su propio taller, fue llamado a filas y lo tuvo que cerrar (después volvió a empezar desde cero), tuvo un empleado que le hacía la vida imposible, llegando incluso a intentar matarlo. Su mujer fue atropellada por un camión y aunque sobrevivió, quedó en mal estado, con secuelas físicas y, lo más grave, psíquicas. Eso, y un desgraciado procedimiento judicial que determinó que no tenía derecho a indemnización alguna, no lo ha superado.

A medida que avanzaba el tiempo y me contaba más cosas, se le veía más animado. Es verdad que yo le daba pie a que me contara más cosas, pero sobre todo tenía más confianza y, no sé por qué, daba la sensación de que se estaba desahogando.

Como suele pasar en estos casos, llegó un momento de la conversación en la que dejó de esconderse tras esa careta de hombre duro, huraño y con un difícil carácter. Ya le daba igual mostrarse tal como en realidad es y empezaba a enseñar su interior.

Al final le he preguntado si ese haberse salvado en más de una ocasión de una muerte segura no le hacía pensar en algo más trascendental. La primera respuesta, muy rápida, ha sido decirme que él no cree en nada. Después, algo más pausado, me ha dicho que bueno, que cree que no cree en nada. Le he dicho que yo sí que creo, que si no hay un más allá, esta vida no tiene ningún sentido y que estoy convencido de que él ha tenido muchas oportunidades. Se ha quedado pensativo y me ha dicho que no sabe, quizá sí.

Después de 2 horas de conversación se ha ido. Entonces yo me he quedado pensativo. Cada vida, la tuya y la mía tiene un sentido que sólo seremos capaces de entender en clave de eternidad.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Lisboa

Ayer noche volvimos de nuestra escapada a Lisboa y no veré a los niños hasta esta tarde. Ha sido un gran viaje, hemos disfrutado de la ciudad y hemos hablado mucho.

Lisboa es una ciudad cómoda de visitar, en poco tiempo puedes visitar sus lugares más emblemáticos. Eso sí, debes usar el transporte público (autobús, tranvía y metro) y ahorrarte la cantidad de pendientes que existen en la ciudad. 

Días antes de salir, se me ocurrió preparar un poco el viaje y, con lo fácil que internet te lo pone todo, busqué alguna información sobre la ciudad. A la postre ha resultado esencial para disfrutar sin prisas de la visita.

Como anécdota, contaros que había leído que los españoles debíamos ser conscientes de que el portugués es otro idioma, que no pretendiéramos que se nos entendiera por el solo hecho de ser vecinos. Es más, se decía que allí teníamos fama de arrogantes. Pues bien, sólo llegar al aeropuerto lisboeta tuve la ocasión de comprobar lo cierto de esa afirmación. Cogimos el aerobus (un autobús que, como su nombre indica, sale desde el aeropuerto y recorre diversos puntos de la ciudad) y cuando éste arrancaba, unos violentos golpes en una ventanilla lateral hizo detener su marcha. El conductor abrió la puerta y entró un matrimonio ... español. Ella apenas abrió la boca y él apenas la cerró. Lo primero que hizo al dirigirse al conductor (en español, claro) fue decirle que había viajado con TAP (Aerolíneas portuguesas) esperando así que el trayecto le resultara gratis (hay que aclarar que diversas páginas de internet, no actualizadas, te dicen que es así, pero de eso hace ya 5 años). Cuando el conductor le dijo que eso ya no era así, no le hizo mucha gracia. Mientras abonaba el importe de los billetes, le preguntó si ese autobús pasaba por el Hotel Real o algo así. Lo mejor fue la cara que puso cuando el conductor hizo un gesto de no conocerlo. Es entonces, cuando nuestro hombre soltó la "frase del viaje". Atención a la frase: "Sí, uno de 5 estrellas ... de bastante lujo". Entendí enseguida aquello de que podíamos tener fama de arrogantes, aunque a mi, me pareció un idiota. Si tan de lujo era su Hotel, ¿qué hacía cogiendo el "aerobus"?, ¿y poniendo mala cara cuando le cobraban el billete?

Durante estos días hemos visitado Lisboa a fondo y nos la hemos pateado intensamente, disfrutando de todos y cada uno de sus rincones e intentando pasar, no como turistas, sino como cualquier lisboeta. No sé si lo habremos conseguido. Especial mención merecen lugares como el Monasterio de los Jerónimos, la Plaza del Comercio, el Rossio y el Chiado.

Sé que es típico, pero hay que coger el tranvía y, en concreto, el 28. Tiene su encanto sentarse al lado de la ventanilla y ver pasar rozándote la cara esas casas y esa ropa tendida, así como subir esas empinadas calles.

Hemos probado el bacalao preparado en dos de sus variantes, las sardinas asadas y la pastelería y bollería del lugar. Lo único que nos ha faltado han sido las castañas asadas que, en diversos puntos de la ciudad, preparaban con un estilo algo diferente al que estamos acostumbrados.

Nos pareció muy divertido un grupo de chicos jóvenes (muy parecido a una tuna pero vestidos con levita y corbata negra) que, con guitarras, panderetas, mandolinas y algún que otro instrumento, interpretaron por la Rua Augusta varias canciones populares portuguesas.

En lo que coincidimos plenamente A. y yo es que lo hemos disfrutado mucho porque hemos estado solos (aunque a veces hemos echado de menos a los niños) y porque hacía 3 años que no se daba una situación como ésta.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Preparar maletas

Mañana, muy temprano, A. y yo nos vamos de viaje a Lisboa. Hacía ... ¿cuánto? ... no sé, muchos años que no nos íbamos solos y, la verdad, nos hace mucha ilusión. Como habréis adivinado los más sagaces (utilizar la palabra "sagaces" es un pequeño homenaje a un amigo mío), este viaje es un regalo por los 40 años que recientemente cumplió A.

¿Por qué Lisboa? Pues no lo sé. La idea es irse solos y cuando son pocas las veces que lo haces, lo que valoras es el hecho de irse, no el destino.

La entrada de hoy quería que tratara acerca de un hecho -aparentemente sencillo- como es la preparación de las maletas. Cuando es uno el que se va, se la prepara y ya está (hay quien cuando era joven se la preparaba su mamá y ahora lo hace su mujer, pero son casos aislados), cuando quien se va es un matrimonio, la mujer suele esmerarse en esa tarea y el hombre, pues eso, la hace a última hora y ya está. Total, lo realmente importante es no dejarse nada imprescindible.

Nuestro caso, sin embargo, sería el segundo de los expuestos al que habría que añadirle un pequeño detalle. Para hacer nuestras maletas, antes hemos tenido que preparar las de los 6 niños. Es verdad que los mayores se la han preparado ellos, pero eso no quita que debas repasar no sea que se hayan dejado el pijama o cualquier otra cosa. En esta ocasión, además, se da la circunstancia de que al irnos un viernes (y volver un domingo muy tarde) deben llevarse  también preparado el uniforme del colegio para dos días (viernes y lunes).

Ayer, al llegar a casa, me encontré a la pobre A. que iba colocando montoncitos de ropa de diferentes tamaños en diversos muebles de la casa. Se me ocurrió preguntarle si necesitaba ayuda y me contestó: "Sí, encárgate de que Mi. prepare su maleta". Mi. (a menos de un  mes para cumplir los 11 años), aunque majete, es un poco despreocupado. De esta forma, más que supervisar, me encargué de ir cantándole lo que debía meter en la maleta.

Quizá alguno se pregunte cómo se hace para colocar a 6 niños. Es cierto, es difícil, pero en esta ocasión, contamos con la inestimable ayuda de J. y M. (y sus maridos), aquellas amigas que montaron la fiesta sorpresa de A. Lo más sorprendente es que J. tiene 7 hijos y pretendía quedarse con 4 y M. tiene 3 y quería a 3. Al final, J. "sólo" se quedará con 2, M. con 1, mis padres con otro, mis suegros con uno también y los padrinos de Q. se lo llevarán "a la nieve" (si un día me acuerdo, explicaré la diferencia que hay entre "ir a esquiar" e "ir a la nieve").

Esta tarde, estaremos A. y yo solos. Todavía no me lo puedo creer. Ya os contaré a la vuelta.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

El escándalo de los derechos televisivos en España

Estos días se habla de la batalla que existe en España por el reparto entre los clubes de fútbol de los ingresos en concepto de derechos televisivos.

El Presidente del Sevilla FC es quien la ha iniciado, denunciando una situación del todo injusta y solicitando un reparto más equitativo, parecido al que se aplica en la Premier League.

Evidentemente al Barça y al Madrid ya les va bien como está y no quieren ningún cambio.
De seguir así, vamos inexorablemente hacia una Liga "a la escocesa", con dos equipos grandes y el resto luchando por entrar en la Champions. Como dice alguno por ahí, al Sevilla no le queda otra que lucha por el título de Liga "de los normales". Es decir, el tercer clasificado, será el "campeón de los normales"

Como el tema es un poco complejo, os adjunto un cuadro comparativo entre las Ligas española, inglesa, francesa y alemana y veréis la magnitud del escándalo.


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martes, 9 de noviembre de 2010

Tempus fugit

Es innegable y por todos conocido que el tiempo pasa. Sin embargo, lo que sorprende es la velocidad con que lo hace. A medida que te vas haciendo mayor el tiempo pasa más rápido.


¿Cuántos de nosotros hemos dicho en el trabajo aquello de "¿ya estamos a jueves?... pe.. pero si hace nada era lunes". Sí, hace nada, hace exactamente 3 días. Lo mismo pasa con los meses. Otra mítica frase es "¡Qué frío!, ya mismo estamos en Navidad ... ¡y hace cuatro días estábamos en verano!" E idéntico resultado con los años.


Algo que ayuda mucho a confirmar esta ineludible realidad, es tener hijos. Y no porque al verlos crecer sea más fácil tomar conciencia de ello, sino porque ellos se encargan de recordártelo a menudo.


Sin ir más lejos, hace unos días estábamos viendo el video que le preparamos a A. con motivo de su 40 cumpleaños. En el mismo había fotos de cuando era pequeña, muy joven y actuales (joven). Como en algunas salía yo -porque también formo parte de la historia de A.-, mi hijo Q. se encargó de recordarme el inexorable paso del tiempo con la siguiente frase: "Jo, papá, mamá está igual, pero tú ..." A la vez que pronunciaba estas palabras movía su mano extendida con la palma hacia dentro de arriba a abajo. No sé si porque se dio cuenta de lo poco afortunado de la frase (Q. tiene 8 años), pero lo cierto es que a continuación intentó arreglarlo con otra que decía "Papá, ¡antes sí que eras guapo!" Ante tal contundencia evité cualquier comentario y automáticamente pasé a hablar de otro tema.


Los hijos, con sus preguntas, también te sitúan en la cruda realidad y caes en la cuenta de que hace ya mucho tiempo que tenías su edad. Así, por ejemplo, cuando te preguntan a qué jugabas cuando eras niño, interrumpen tu respuesta para preguntarte si existían las bicicletas, las canicas o intentar confirmar un rumor que han oído "¿Es cierto que antes sólo había dos canales de televisión?" Probad a contestarles, no sólo que sí, sino que al principio la tele era en blanco y negro. A ciertas edades son incapaces de entender ese concepto.


Los niños dan para mucho en este tema, pero tampoco hace falta acudir a ellos (o ellos a ti) para reafirmarme en el título de la entrada. Basta con estar charlando con un amigo de tu infancia y empezar a recordar ciertos temas (no épocas, temas). Si hay un niño delante, eres hombre muerto. Por las caras que pone, verás que no entiende nada y correrá hacia sus hermanos para contarles -asombrado- lo que ha oído. Decía que no hace falta la presencia de un niño, sino que siguiendo con esa conversación, llegará un momento en que se dará la siguiente situación:


-¿Te acuerdas cuando fuimos a aquella travesía del Pirineo con tal profe?
- ¡Y tanto que me acuerdo! Recuerdo como aquel tío ....
(..)
- Sí, aquelllo fue hace ... ¿cuándo fue aquello?
- (silencio) Sí, hombre fue hace ... hace ... ¡fue en 1985!
El silencio ya es total y ambos interlocutores están haciendo interiormente operaciones aritméticas encaminadas a averiguar el tiempo transcurrido. Al final, uno se atreve a decir
- Hace ... hace ... ¡25 años!
- ¡Dios mío, si parece que fue ayer! 0
Esta última frase es un intento desesperado de confirmar que aún somos jóvenes, como queriendo engañar a tu amigo y, lo que es peor, a ti mismo.


Sí, aceptémoslo, el tiempo pasa, y rápido.


Ya lo decían los clásicos, tempus fugit


El Sevilla ganó ayer al Valencia con cierta facilidad, a pesar de lo engañoso del marcador (2-0)

lunes, 8 de noviembre de 2010

Gracias, Benedicto XVI

Como escribí en mi anterior entrada, ayer estuvimos en Barcelona para acompañar al Papa. Mis suegros se quedaron con los dos pequeños y nos fuimos con los otros cuatro.

Madrugamos y, tras desayunar un poco, nos dirigimos a la estación de RENFE pues, como sabéis, los FGC convocaron una huelga para el domingo (inaudito) para protestar por el recorte en sus sueldos (?). Al llegar a Barcelona, nos fuimos a la Calle Diputación y, en la esquina con la calle Roger de Flor, nos quedamos para ver pasar al Papa. En todo ese trayecto vi muchos balcones engalanados con banderas vaticanas y catalanas y, en cambio, vi poquísimas pancartas con el "Yo no te espero" que, según la prensa, se habían colocado masivamente en la ciudad. Es más, en los pocos balcones que había una de esas pancartas, salían los propietarios con una cámara de fotos en la mano para inmortalizar el momento en que el Papa pasara por ese lugar. Contradictorio, ¿no?

Después de ver pasar al Papa en el "papamóvil" nos dirigimos a la Plaza de Toros Monumental para seguir la Misa de dedicación de la Basílica de la Sagrada Familia. Soy incapaz de decir cuántas personas había en la Plaza, pero sé que estaba casi llena. Al acabar, salimos al exterior y corrimos hasta la Calle Diputación para volver a ver pasar a Benedicto XVI. Y así fue.

Reconozco que el viernes tenía un poco de miedo sobre esta visita, pero a la vista de los resultados, se puede decir que ha sido un éxito. Que aquellos que amenazaban con boicotear la visita han resultado ser un número ínfimo y que, a pesar de la cobertura mediática que se les ha dado, han pasado totalmente desapercibidos.

Muchas gracias, Santo Padre, por su visita a España.


viernes, 5 de noviembre de 2010

Bienvenido Benedicto XVI

Estamos a dos días de la visita del Papa a Barcelona y noto nervios en aquellos sectores que se dicen laicos, progresistas, tolerantes (sí, sí, tolerantes), etc.

Estoy convencido que temen un éxito de la visita papal y ante ello organizan todo tipo de actos contrarios a su visita. Tras el fracaso por el escaso número de las banderolas que con el "Jo no t'espero" pensaban" inundar la ciudad, ayer convocaron una manifestación en la Pza. de Sant Jaume (sede del Ayuntamiento de Barcelona y de la Generalitat de Catalunya) a la que asistieron unas 1.500 personas, según los medios más afines y benévolos con los manifestantes. En esta manifestación se vieron pancartas acusando al Santo Padre de nazi, pederasta y unas cuantas lindezas más. Se corearon insultos contra el Papa. Hubo parlamentos, entre otros, de Puente Ojea, aquel ex-embajador español ante el Vaticano que siempre ha querido destacar por su ateísmo. Un "payaso" que no quiero ni mencionar su nombre, se disfrazó de él mismo (payaso) y dijo que Benedicto XVI era eso, un payaso. Asistieron unos cuantos cargos públicos de la izquierda más ramplona. En fin, fue una muestra más de la ralea de esta gente. 

Además, el Comité de Empresa de los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya (FGC), que es un servicio público, ha convocado una huelga -de momento sin servicios mínimos- para ... ¡el domingo!, coincidiendo con la visita del Papa. Es la primera vez en la historia que se convoca una huelga en domingo. La excusa para la huelga es la bajada de los salarios de sus empleados. ¡Já!. La empresa municipal de autobuses convocó una huelga (parece que finalmente ha sido desconvocada) para ese mismo día en protesta por la visita del Papa. Increíble, pero al menos son directos.

La prensa lleva días dedicando todo tipo de artículos a esta visita pero desde el punto de vista del coste de la misma. Nadie dice que el Arzobispado de Barcelona ha conseguido, a través de donativos, cubrir todos los gastos de la visita. Surge entonces la pregunta de siempre. ¿Por qué cuando viene a Barcelona un grupo de música -el que sea- nadie se plantea su coste? ¿Y cuando se organiza un desfile por el "día del orgullo gay"?

Y en cuanto a las manifestaciones en contra, ¿cuándo se atreverán a convocar una contra el Islam? La respuesta la sabemos todos: no hay ... valor.

Nosotros asistiremos a la Santa Misa celebrada por el Papa, espero que sea un éxito y que estemos a la altura de los acontecimientos. Son muchos, en todo el mundo, los ojos puestos en esta visita pastoral.

jueves, 4 de noviembre de 2010

El hombre y la cocina

Los tópicos más típicos nos tienen acostumbrados a que los hombres, en general, no cocinan. Sin embargo, la excepción (esa que confirma la regla) empieza a ser cada día menos excepción y cada vez conozco más hombres que cocinan.

También es cierto que la mayoría de la gente a la que le preguntas por algún conocido/a cocinero/a es incapaz de darte el nombre de una mujer que destaque por ello. Así, nos encontramos con Ferran Adrià, Carlos Arguiñano, Martín Berasategui, Santi Santamaría ... ¿y mujeres? ... humm ... déjame pensar ... ¡Carme Ruscalleda! y ... no sé, no conozco a ninguna más. Seguramente es una injusticia, pero es así.

Tras años de observación, he llegado a la conclusión de que existen diferentes tipos de "hombres que cocinan" (¡qué feo queda así, entrecomillado, se parece a aquella frase de "mujeres que fuman"). Una primera clase sería la de aquellos que lo hacen porque no hay más remedio, vamos que o cocinan ellos o allí no se come. En este apartado entraría un conocido mío. Cuando me enteré que era él el que cocinaba, por lo novedoso del asunto, me pareció original. Después, con el paso del tiempo, vi que era un caso de supervivencia, si no querían morir de inanición, alguien debía agarrar el toro por los cuernos o la sartén por el mango y ponerse a cocinar. Ante la actitud de su mujer, decidió hacerlo él.

Otro tipo sería aquel en el que se acuerda, expresa o tácitamente, un reparto de las tareas del hogar y sobre él recae la importante misión de cocinar. Aquí habría dos subtipos: aquellos (incautos) que eligen cocinar para intentar demostrarle a ella que no es tan complicado y aquellos a los que el caprichoso azar ha designado como elegidos para tan trascendental tarea. Tengo un hermano que hace eso. No sé si fue el azar o un arrebato descerebrado el que le llevó a decir que él cocinaría, pero lo cierto es que ha pasado ya mucho tiempo, él está encantado y su mujer más (entre otras cosas porque se ocupa de todo el proceso, que en este caso incluye hacer la compra).

Finalmente, estaría aquel grupo -el más numeroso sin duda y en el que me encuentro- del "hombre que cocina ... esporádicamente". Cuando entré en el desconocido mundo de la cocina mis logros culinarios consistían en hacer bocadillos, ensaladas, carne a la plancha y, en un alarde de sofisticación, una tortilla francesa. Cuando nació uno de nuestros hijos (reconozco que soy incapaz de recodar cuál de ellos), en casa entró otro miembro de la familia. Si alguno cree que es una obviedad lo que estoy diciendo, no es así, pues no me refiero a la criatura, sino a la Thermomix. Para el que no haya oído este nombre en su vida, decirles que es una especie de robot de cocina que hace "de todo". Cuando mi mujer me explicaba las bondades de este aparato, recuerdo que me dijo que, entre otras cosas, podía hacer pan. Nunca me atreví a preguntar, pero estaba convencido que ponías los ingredientes en el vaso y después salían unas barras calentitas y crujientes.

El caso es que un día me dio por cocinar con ese artilugio (es muy fácil, sólo hay que seguir las recetas del libro) y tuve éxito, por lo excepcional de la situación y -por qué no decirlo- porque lo que hice era comestible.

Hablando de recetas. ¿Cuántos de vosotros os habéis visto en la situación de consultar a vuestra mujer, o madre, acerca de un plato en concreto? Las respuestas son siempre del estilo de "ponle una pizca de sal", "un chorrito de aceite", "un poco de azúcar", "una cucharadita de pimienta" ¿Existe algo tan inexacto como esto?

Poco a poco me fui especializando en repostería y llegué a ser un "maestro", hasta el punto que Q. (el cuarto de mis hijos) me dijo (sic) "Tú si que cocinas bien, no como mamá" ¡Qué injustos son los hijos!


lunes, 1 de noviembre de 2010

Vivir para siempre

Esta tarde mi suegra nos ha regalado una de esas tardes en las que nos anima a ir al cine y ella se queda con los niños. A diferencia de otras ocasiones, A. ha decidido que nos íbamos con los dos mayores a ver "Vivir para siempre", una película que, desde que se estrenó, teníamos muchas ganas de ver.

Y no nos ha defraudado. Tenía ganas de ver una película que te hiciera pensar, que te emocione y que te tuviera esa hora y media pendiente de todos los detalles. 

No voy a hacer una crítica de cine porque no es lo mío, pero os diré que me ha gustado mucho y que la recomiendo a todo el mundo. Para los que vayáis a verla, comprobaréis que, a pesar del tema que trata, no se recrea en absoluto en el dolor ni provoca la lágrima fácil (aunque las provoca). Veréis que el tema está tratado con mucha delicadeza.