miércoles, 15 de diciembre de 2010

Yo conocí al Rey Melchor

En mi anterior entrada os hablaba del correo electrónico recibido del colegio de los niños en el que nos invitaban a acompañar a nuestro hijo S. en la entrega a los Embajadores Reales de su carta a los Reyes Magos.

No voy a entrar a discutir si la carta se entrega a este siniestro personaje, a un paje (¡anda, sin haberlo deseado, me ha salido un pareado!) o a uno de los Reyes Magos, sino que recordaré la vez que conocí al Rey Melchor.

Fue hace unos años, no recuerdo exactamente cuántos, pero debe hacer unos 5 ó 6. El colegio de mis hijos me ofreció la posibilidad de hacer de Rey Melchor en la recogida de las cartas de los niños (se ve que por entonces no existía la figura del "Embajador" o que ya conocían a Julian Assange y tenían miedo de que años más tarde publicara alguno de sus "privados" comentarios de la diplomacia en Wikileaks). Lo cierto es que acepté el reto y me presenté allí a la hora acordada. Mis compañeros de viaje eran otro padre amigo mío y un ex-alumno que por el color de su piel no precisaba de maquillaje alguno para hacer de Baltasar.

Allí nos vestimos para la ocasión y nos ayudaron a ponernos todos los elementos necesarios para, no sólo parecernos al Rey Mago, sino para no ser reconocidos.

Nuestra llegada en una especie de carroza fue apoteósica. Los niños gritaban como locos -y algunas madres también- mientras se arremolinaban en torno al carromato. Conseguimos llegar a nuestro trono y los niños se dispusieron en fila india. No os podéis imaginar lo de gente que había. Yo no paraba de pensar de si sería capaz de estar a la altura. Cada uno de nosotros tenía un paje a su lado que nos ayudaba en la tarea de la recogida de cartas. Nosotros la recogíamos, escuchábamos al niño o -en la mayoría de ocasiones- a la madre y entregábamos la carta al paje para que la guardara en un saco. Las madres me contaban toda clase de "intimidades" de su niño: que si no come bien, que si es un desordenado, que si es desobediente, que si se hace pis en la cama, etc. Yo -pobre de mi- les escuchaba y, dirigiéndome al niño, le daba algún consejo. Había madres precavidas que, en un momento de descuido del niño, me decía su nombre (el del niño) y algún rasgo destacado de su carácter o sus gustos. Después, cuando me dirigía al niño por su nombre y le decía que sabía que le gustaba mucho el fútbol o que debía mejorar en ese tema concreto, su cara era un poema. Ahí es cuando yo me crecía y me sentía alguien importante.

El peor momento de la tarde fue cuando A. (evidentemente sabía que yo era Melchor) decidió llevar a nuestros propios hijos a entregar la carta al Rey blanco. No podía despegar la vista de ellos y veía con gran preocupación cómo se iban acercando. Cuando les tocó su turno, me miraban embobados. Cuando les llamé por sus nombres, se quedaron boquiabiertos y cuando les decía que debían mejorar en esto o en aquello, no paraban de asentir con la cabeza.  ¿No me reconocieron la voz? Yo también me lo preguntaba, pero al parecer, no.

Guardo un gran recuerdo de aquel día y comprendí como nunca -sé que queda muy cursi- esa ilusión de todo niño.

1 comentario:

  1. ...Hay quién utiliza el viejo truco de hablar en reymagolandés (el idioma de los reyes magos) ..y

    ...todo niño sabe que sólo los reyes magos hablan reymagolandes.

    es fácil!

    bienportbién - portate bien!!!
    veduconcenar gretal- alegraté hay verdura para cenar!!!
    villa lluvia es baogolesonas - El Sevilla le meterá una lluvia de goles al Barcelona.

    Te he marcado en negrita algunas expresiones típicas en reymagolandés para que vayas practicando.

    Te aconsejo que le pidas a Reyes ese manual de reyolandes para que se te cumplan tus deseos...

    Un abrazo PF!

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