miércoles, 20 de julio de 2011

Otra tienda: Nespresso

Ya que estamos de tiendas hoy hablaré de una muy especial: Nespresso.

Nosotros en casa tenemos una máquina de café Nespresso de la época del Paleolítico. Tiene más de 13 años, por lo que podría decirse que somos casi unos pioneros en el consumo de este tipo de café. Por lo menos entre nuestras amistades. Recuerdo las caras y comentarios de nuestros invitados cuando, al acabar de cenar, les ofrecíamos un café. Una situación que se repetía a menudo era cuando preguntábamos cómo querían el café, si normal o descafeinado. Entonces te decían, no te molestes, el que tuvieras previsto hacer o ¿cuántas cafeteras piensas hacer?

Hay que reconocer que esa máquina entró en casa gracias a un regalo que le hizo su entonces jefe a A. en la época en la que trabaja para una importante empresa del sector, entre otros, de las máquinas recreativas.

Ya me estoy yendo del tema. A lo que iba. En un principio comprábamos las famosas cápsulas de la única manera que podía hacerse: hacías tu pedido y lo recibías por mensajería.

Desde hace un tiempo abrieron una tienda Nespresso en la ciudad en la que vivimos. A veces me ha tocado ir a comprar café y te encuentras con el siguiente panorama:

- La cola sale a la calle. Lo primero que te preguntas es si existirá algún producto o variedad de café en promoción. En cuanto te pones a la cola, despejas rápidamente esa duda.

- Llega tu turno y te atiende una señorita o un jovencito de uniforme y con una sonrisa en la boca.

"¿Qué desea?"

Te abstienes de contestar con otra pregunta (¿café?) y pasas directamente a transmitirle tu pedido. Yo, que intento ser ágil, le digo el café que quiero por colores "3 del verde", "2 del ..." Enseguida interrumpe preguntando "¿Capriccio?", exagerando  la pronunciación italiana del producto hasta rayar el ridículo. "Sí ..., sí ... Capriccio"

- Cuando finalizas tu pedido, señorita que te atiende te dice (esto lo he vivido):

"Veo que al señor le gusta el café tradicional y suave, así como los aromas fuertes. De acuerdo con sus gustos, estoy convencida de que sabrá apreciar las nuevas variedades orientales, con un intenso sabor sin renunciar a la tradición".

Me quedé tan embobado que a punto estuve de retarla a que repitiera la frase, pero sólo le contesté con un lacónico "No es para mí, es un encargo que me han hecho".

- Una vez has pagado la compra (nunca antes), te ofrecen degustar un café en una sala anexa. Normalmente declino la invitación y las pocas veces que he aceptado he comprobado que esa sala está repleta de gente contentísima de haber sido "invitada" (no creo que sean conscientes de que con su compra han pagado sobradamente ese servicio) por la casa Nespresso. Entre los "invitados" abundan tipos que coinciden en su vestimenta: ellas con mallas y con chándal ellos.

Hay que reconocerle un mérito a Nespresso: consiguen que una gran cantidad de clientes se sientan selectos y merecedores de un trato exquisito. Y ellos tan felices.

3 comentarios:

  1. Jajajaja, Pater, mira que eres malo malísimo, pero real como la vida misma. Te advierto que dado el ajuste de cinturón, mi marido compra ahora unas cápsulas de marcilla (creo), y la diferencia se nota un montón.

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  2. No fastidies!!! jajajajajaja, en mi ciudad no hay tienda Nespresso (o eso creo), y, aunque la hubiera no iría a cormprar a ella, entre otras cosas porque yo no tengo esa cafetera.
    Nosotros somos muy cafeteros, en su día nos planteamos comprar la Nespresso, pero al final no nos convenció mucho y nos llevamos para casa la Dolce Gusto. Las cápsulas se pueden comprar en cualquier supermercado, aunque eso sí, no nos invitan a café cuando vamos a comprar.... grrrr.
    Pero bueno, curiosa la tienda... jajajaja.

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  3. Vaya, pensaba que Nespresso era una marca nueva, no tenía ni idea de que se comercializaba en España desde hace tanto tiempo. En Madrid, en concreto, se puso de moda hace dos o tres años, recuerdo un día de Reyes en que aparecieron dos cafeteras distintas para otros tantos hermanos.

    Parece ser que el café que sale es delicioso.

    Haces bien en declinar la invitación, yo odio que me inviten en las tiendas, si no fuera tan british le diría al vendedor "¿es que tengo pinta de no poder pagarme un café, so lila?"

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