miércoles, 30 de noviembre de 2011

Cena con amigos


Ayer noche estuvimos mi amigo T. y yo cenando en casa de nuestro común amigo I., ya sabéis, el ingeniero especializado en recorrer el mundo recogiendo premios para su empresa (perdón, para la empresa en la que presta sus servicios pero que no me extrañaría que, de seguir así, acabara siendo suya ... aaaaaarffff...cojo aire) y que come huevos de hormiga.

Lo pasamos genial. I. nos sorprendió -al menos a mí- con unos langostinos buenísimos. El tío no compró una pizza y la calentó en el horno, no. Se fue a comprar alguno de los manjares servidos. Pero no os creáis que fue al súper de la esquina o a la típica tienda "dels descuidats" (vendría a ser la de los "olvidos" o la que te hace salir de un apuro) de al lado de casa, sino que se fue al mercado ("a plaça" que dicen por aquí) y, como un Ferran Adrià cualquiera, se dedicó a escoger lo que más tarde nos serviría.

Aclaración: ya le gustaría a Ferran Adrià pronunciar como él ... bueno como cualquiera de nosotros, la verdad.

Los tres estuvimos hablando de muchos temas, arreglamos el mundo (la crisis no) y repasamos algunos episodios pasados, alguno vividos en escenarios comunes, otros no. Hubo momentos muy divertidos.

La velada se alargó hasta una hora intempestiva para cualquier día, pero aún más al tratarse de un día laborable. Eso, el vino que acompañó la cena y el pacharán que puso punto final (o seguido, no sé) hicieron que esta mañana me acordara de Mecano, pero no por su probable futura vuelta a los escenarios, sino por aquella canción de "Hoy no me puedo levantar".

Me he dado cuenta de que la edad ya no perdona. Si planes como éste dejan tocado a cualquier joven que aprovecha el fin de semana para salir, imaginaos a un cuarentón que hace no sé cuánto tiempo que no trasnocha y que, para volver a repetir, escoge un día entre semana.

Hoy, en el apartado de BSO, os traigo una composición de Maurice Jarre para la película "El Club de los Poetas Muertos". No traigo sólo la música, sino que también la escena en la que sale esa melodía. Además es en inglés porque -me parece a mí- resalta más el dramatismo del momento.



                     

Nota: MadreYMas me hizo una sugerencia que podría ayudar a seguir algunas entradas. Desde hoy, en el margen superior izquierdo del blog, tenéis un pequeño esquema de nuestros hijos.

martes, 29 de noviembre de 2011

Niños haciendo de agentes de tráfico

Esta mañana he recibido una llamada telefónica de la Comisaría de los Mossos d'Esquadra de una cercana población informándome que tenían en sus dependencias a un detenido y como hoy estoy de guardia de asistencia a detenidos debía asistirle en su declaración.

He pedido prestado el coche a mis suegros y para allá que me voy. Esa Comisaría se encuentra próxima (al lado) a un centro escolar por lo que, al coincidir con la hora de entrada de los niños, el tráfico era bastante denso. A pesar de ello, la velocidad era desproporcionadamente lenta. Cuando he llegado al punto conflictivo, he podido observar que eran unos niños los que, provistos de un chaleco amarillo fosforito, ayudaban a los agentes de la Policía Local a regular el tráfico.


Está bien que desde pequeños aprendan seguridad vial (supongo que esa es la intención de esta iniciativa), pero ¿no podrían hacerlo con otro tipo de enseñanzas o con prácticas a una hora que no sea punta?. Es verdad, que ahora cualquier momento es hora punta, pero ...


La ya mítica sección de BSO -con multitud de seguidores y múltiples comentarios- incluye hoy la canción de Johnny Cash versionada por Joaquin Phoenix, "I walk the line", de la película del mismo título o "En la cuerda floja"


lunes, 28 de noviembre de 2011

En el médico

Esta tarde he acompañado a JP al médico. Ha pasado una noche un poco chunga y lo que en un principio tenía toda la pinta de pesadillas, poco antes de las 8 de la mañana se ha transformado en 38º. Primer síntoma de que ahí pasa algo y cambio de planes. Llamada telefónica a mi suegra y el mismo resultado: "Traédmelo a casa". Un sol. Al poco de llegar al despacho me ha llamado (mi suegra) para invitarme a comer, cosa que he aceptado gustosamente (además de no perder el tiempo con el blog, allí se come muy bien). A. me ha llamado para comentarme que JP ha vuelto a tener fiebre (39º a las 13 h) y pedirme si podía llevarlo al médico a las 15 h.

En la sala de espera de Pediatría JP estaba muy feliz y, viendo a otros niños y niñas, muy sano. Quedaban restos de juguetes para hacer más amena la espera de los niños y múltiples carteles (con su publicidad del producto médico en cuestión) sobre consejos en el cuidado del bebé, las bondades de la lactancia materna y alguno más. A juzgar por las toses de los niños allí presentes (siempre me he preguntado cómo es posible que niños tan pequeños tosan como algunos viejos) a uno le entra un miedo de salir contagiado con algún tipo de virus que no veas. Ya lo dicen, en los hospitales es donde más infecciones se cogen, ¿no?. Cuando nos han llamado por megafonía, hemos acudido al consultorio nº 415 y allí nos esperaba la pediatra. Conoce a toda la familia porque ha atendido a todos nuestros hijos. Le ha mirado los oídos, le ha auscultado y, después de mirarle la garganta, ha empezado el drama: necesitaba una muestra de la saliva que hay en las amígdalas porque hace 2 semanas JP tuvo unas anginas y era preciso comprobar que la medicación entonces aplicada había acabado con el virus. Es decir, si se trataba del mismo virus o de otro distinto. Lógicamente era del todo necesario saberlo para recetarle uno u otro tratamiento.

Para extraer una muestra era preciso introducir por la boca un bastoncito con algodón en un extremo, como aquellos que se usan para limpiar el oído, pero bastante más largo. Ahí el niño se ha cruzado y no había manera de que abriera la boca. Hemos estado un buen  rato -pediatra y yo- intentándolo convencer para que consintiera, pero no había manera. Cuando llevábamos un buen rato, un movimiento ágil y rapidísimo de la médico ha conseguido tan preciada muestra (o eso al menos me ha dicho). El niño ha montado un pollo considerable. Tras el pertinente análisis el resultado ha sido positivo. Sigue habiendo restos del mismo virus, por lo que se le ha recetado otra medicación y, lo peor, es que deberá volver para hacérsele otra vez la prueba del bastoncito. JP ha estado todo el camino de vuelta enfadado por la prueba que le han hecho y porque saben que se la volverán a hacer.

Hace pocos días ya estuvo A. con Q. allí y también la armó parda. He estado a punto de abrir yo la boca y pedirle que me hiciera a mí la prueba para demostrarle que no es una cosa genética, pero no me ha parecido prudente, aunque creo que la habría superado con éxito.

Mi pregunta es muy sencilla. Viendo la titánica lucha para conseguir esa muestra, ¿no existe ningún otro procedimiento que permita la extracción de saliva de tan recóndito lugar? Ya me veo un próximo numerito dentro de unos días. Ahora nuestra tarea consistirá en intentar convencer a JP de que es mucho mejor abrir bien la boca que no cerrarla y, sobre todo, no ponerse nervioso.


Seguimos con las BSO. Ahora le toca el turno a "You're so cool" de la película (que no he visto) True romance. La música es de Hans Zimmer, que ya os adelanto que saldrá en más de una ocasión.



viernes, 25 de noviembre de 2011

Un día cualquiera

El ser perfecto es un individuo que muchas veces mira por los demás, así que hoy, atendiendo a la petición de Leles (una de las más fieles lectoras de mi blog), escribiré sobre un día normal en una familia numerosa normal ... o no, porque es sobre la mía.

Un día laborable empieza a las 06:35 h cuando suena el despertador. ¿Y por qué a las 06:35 y no a las 06:30? Pues, la verdad, por una tontería. Me daba la sensación que las 06:30 h era muy temprano, así que decidí empezar 5 minutos más tarde.

Después de dar gracias a Dios por regalarme un día más, me acerco hasta el cuarto de baño y me pongo el albornoz (ya sabéis, un señor no anda en pijama por la casa). Acto seguido despierto a A. con un "Affgffpf, que ya ef lora" (uy, se me ha escapado el nombre de A.) y me voy a la cocina a preparar el desayuno mientras escucho algunas noticias por la radio. Cuando A. ya se ha duchado viene a la cocina y desayunamos juntos. Es uno de nuestros momentos donde hablamos de cosas nuestras y repasamos algún tema del día que empieza o del día anterior.

¿Que lo estoy detallando demasiado? Vale, perdonad.

Los niños se levantan a eso de las 07:15 h y a partir de ahí es una vorágine. Mientras los mayores se van a la ducha, los pequeños desayunan. Hace un tiempo hicimos unas reformas en el baño eliminando una enorme bañera (sólo le faltaba pintar unas líneas azules en el fondo y, al llenarla, hacer competiciones de natación) y poniendo dos duchas, que permiten que mientras dos de nuestros hijos se están duchando, otros pueden ir peinándose o limpiándose los dientes.













Los cinco mayores se visten solos, mientras que a S. se encarga de vestirlo P.

Después de unas cuantas carreras y algún que otro grito, salimos todos por la puerta. Ma. se va a casa de una cuñada que trabaja en su cole y la lleva cada día, mientras A. se lleva a los cinco chicos (siempre que no haya algún niño añadido) al cole donde ella trabaja. Sí, ya sé, lo tenemos bien montado.

Cuando vengo a casa a comer, ese es mi momento. Todos, los niños y A. comen en el colegio, así que os podéis imaginar la tranquilidad que se respira en casa. Cuando hace unos años empecé a trabajar en la misma ciudad en la que vivimos se me hacía muy raro, pero ahora ya me he acostumbrado a la gloria.

La casa vuelve a llenarse sobre las 18 h. Por lo que me cuenta A. llegan como un león que lleva semanas sin comer y meriendan como auténticos descosidos, debiendo vigilarlos para evitar que después, durante la cena, digan que no tienen hambre. Los niños hacen deberes y A. se desdobla para poder atenderlos a todos. Para el que todavía no se haya dado cuenta, es una auténtica heroína (femenino de héroe) capaz de dar abasto a semejante jaleo.

Cuando llego por la tarde-noche a veces cenamos juntos y otras veces ellos ya lo han hecho. Existen días entre semana que a esas horas apenas nos vemos A. y yo porque uno u otro juega a padel con sus amigos/as o tenemos compromisos ineludibles. Eso sí, los días que coincidimos y desde que tenemos el megadiscodurodeunTera, vemos una película. Los pequeños están acostados y los mayores a punto (Ma. y P. se "pelean" o pelean por el ordenador) y desaparecen. Nos quedamos solos. Es el momento de mayor tranquilidad. "Por fin solos, A" (...) "¿A.?" (...) "¿A.?" Me giro y la encuentro dormida en el sofá. Es lo que tiene ser madre de familia numerosa.

Otro día hablaremos de un fin de semana cualquiera.

Ahora os dejo con la nueva pieza de la recién estrenada (y que no sé lo que durará) sección de música en el cine o Bandas Sonoras Originales. Ahora es el turno de Michael Nyman con The Sacrifice, tema de la película "El Piano". Genial.




jueves, 24 de noviembre de 2011

Un blog (cuasi) anónimo

Como todos sabéis este blog mío nació anónimo y en la actualidad podríamos calificarlo como cuasi-anónimo (vendría a ser como mi perfección). Esta derivación del blog ha sido de una forma natural y puede calificarse como tal porque, en la actualidad, sabe de su existencia mi familia directa (salvo mis dos hijos pequeños), 2 de mis 6 hermanos, aunque sólo Primogénito lo sigue y participa activamente por aclamación popular y algunos amigos, aunque seguidores (lectores asiduos del mismo) sólo lo son unos pocos. Sin ir más lejos, mi amigo N. apenas me lee, es necesario que se vaya a China para hacerlo (uy, qué gracioso ha quedado esto de "sin ir más lejos" y luego decir que ha estado en China, que lejos lo está un rato). Debo agradecer a M. (BTV) el ser una de mis más asiduas lectoras, lo mismo que con I. (el ya bautizado como ingeniero comehuevosdehormigas e impenitente viajero), que al dispensarme tan inmerecido trato, hacen que me sienta orgulloso, lo reconozco.

Evidentemente, este blog me ha permitido "conocer" mucha gente nueva a la que, como comprenderéis, no citaré por temor a ser injusto dejando de citar involuntariamente a alguno. Sabéis perfectamente quiénes sois y os lo agradezco mucho.

Es cierto que escribo por gusto, pero debo reconocer que, a pesar de no ser el principal objetivo, me gusta que me lean y me hagan comentarios. Para el que todavía no se crea que ese no es el motivo, puede repasarse las primeras entradas de este blog y podrá comprobar que el primer comentario no aparece hasta que llevaba no sé cuántas entradas publicadas. 

El que este blog sea así tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Lo mejor de que este blog sea (cuasi) anónimo es que puedo escribir sobre cualquier tema sin miedo al qué pensará fulanito o fulanita cuando lea esto. Lógicamente al ser sólo anónimo en parte, existe un freno a tratar ciertos temas en los que algún personaje cercano puede ser identificado y no salir bien parado. Por ejemplo, hoy hemos estado en el cole de los niños en una tutoría de P. y, claro, no voy a explicar aquí lo que nos han dicho y darle así munición a alguno de sus hermanos (aclarar que nos han dicho cosas muy buenas de P.).

Lo mismo ocurre con ciertas anécdotas o vivencias de mi profesión que, al ser consciente de que mis hijos me leen, prefiero omitir y contarlas en petit comité.

Lo malo es que no hago publicidad del mismo (dejaría de ser anónimo) y eso resta potenciales lectores, pero, como decía, no me preocupa.

Ahora, de vez en cuando (cuando me acuerde, la verdad) iré poniendo bandas sonoras que me gustan independientemente de que la película a la que pertenecen me haya gustado o incluso la haya visto o no. Y para inaugurar este nuevo rincón os pondré el Ave Maria guaraní de la película "La Misión". Sé que no es el tema principal del filme, pero me gusta mucho.


Ah, si alguien sabe si existe algún otro sistema que no sea a través de vídeos de Youtube que sea tan amable de decírmelo. Gracias

miércoles, 23 de noviembre de 2011

"P.", no "Mi", no "Q" ... "JP" ... niño, ven para acá

Uno de los problemas de tener varios hijos y un solo cerebro es que éste último te juega malas pasadas, traducidas en la mayoría de los casos en falta de autoridad. ¿Qué tendrá que ver una cosa con otra os preguntaréis la mayoría? (si no nos lo preguntáis podéis empezar a preocuparos)

El cerebro humano (al menos el mío y por lo que he podido ver también el de A.) tiene la capacidad que tiene, no existen -que yo sepa- discos duros externos que amplían la memoria del cerebro o que, al menos, le doten de mayor velocidad. El caso es que en numerosas ocasiones se da la situación de querer decirle algo a uno de tus hijos y confundes sus nombres, con la consiguiente -como ya apuntaba- caída en picado de la autoridad -poca o mucha- que te quedaba.

Como creo que me estoy liando mucho, un ejemplo servirá para arrojar luz sobre el tema:

Llegas a casa y te encuentras un zapato suelto de uno de tus hijos. Consigues adivinar de quién es y empiezas a llamar a su dueño, pero eres incapaz de pronunciar el nombre del hijo que tienes en mente. Parece curioso o incluso patológico, pero os puedo asegurar que es así. Y no solo eso, sino que pronuncias todos los nombres de tus hijos a excepción del del dueño del zapato. A todo ello, además, hay que añadir que tu tono de voz va aumentando a medida que te vas equivocando. En definitiva, llegas y ves un zapato de Mi. y empiezas a (creer) llamar a tu hijo Mi., cuando en realidad estás diciendo "P." y, enseguida, "Q." y después, por fin, "Mi."

Esta situación que puede resultar graciosa no lo es en absoluto cuando se da ante todos tus hijos en un momento en que la cosa es seria (una bronca) y uno de ellos, por ejemplo, interrumpe con una tontería. Ahí ya te salen todos los nombres menos el del niño en cuestión. El tiempo me ha enseñado que tanto A. como yo en situaciones como ésta usamos el mismo recurso: cuando llevamos ya varios nombres pronunciado (y no acertados), acabamos con un "niñooooo"

El otro día me dirigí a JP para pedirle que recogiera no sé qué cosas que se había dejado en el salón. Lo curioso es que el niño era consciente de que me dirigía a él porque se acercó y empezó a recoger aquello, pero mientras lo hacía me miró y muy tranquilo me dijo "Vaaaale, pero soy JP" Es entonces cuando caí en la cuenta que le había llamado S.


Peor fue cuando hace unos años A. oyó la siguiente conversación entre Ma., P. y Mi:


Ma: Mamá a mí me llama "reina"


P: A mí me llama "rey"


Mi: Pues a mí me llama "P..., Q... ¡niño!"

martes, 22 de noviembre de 2011

Una variante de la timidez ... o no

Hoy, queridos lectores, voy a pediros un acto de fe. Sí, por un momento debéis imaginaros que tengo algún defecto. Sé que ahora mismo habré destrozado alguna vida e incluso puedo haber perdido algún seguidor, pero creo que era necesario decirlo. Lo siento, no soy perfecto. A. puede dar fe de ello.

Esta característica que hace que sea un ser cuasi perfecto, en lugar de la perfección personificada con mi cuerpo glorioso y todo es la timidez y, en concreto, en su variante de la vergüenza ajena. No sé si realmente la vergüenza ajena podría incluirse dentro de la timidez, pero yo lo voy a hacer y, además, me voy a quedar tan ancho, que es otra de las características que tenemos los cuasi perfectos.

A pesar de no pertenecer a ningún grupo de "vergonzosos ajenos anónimos" (me daría vergüenza ajena participar en cualquiera de sus sesiones), es un tema que -me parece- lo estoy dejando. Recuerdo más situaciones embarazosas cuando era pequeño o más joven que no ahora (los más astutos habréis observado el detalle de colocar el adverbio comparativo "más" delante de "joven" para destacar que aún hoy sigo siéndolo) y no sé muy bien a qué se debe.

Como alguno/a estará nervioso/a por conocer en qué situaciones hace que a uno se le ponga la cara roja, os pondré algún ejemplo:

- Ver bailar a alguien. No sé ni me gusta bailar. Hasta aquí, normal (aunque más de uno se empeñe en demostrarme que esto ya es un problema). Sin embargo, va más allá, es ver bailar a alguien conocido y darme vergüenza ajena y si encima baila mal, no puedo ni mirar.

- En un espacio en el que hay un silencio absoluto (varias personas en un ascensor, por ejemplo) y que a uno le suenen las tripas (sé que hay otras situaciones todavía más desagradables, pero me da vergüenza ajena transcribirlas). Esa situación provoca que me ponga rojo y, evidentemente, todo el mundo piense que he sido yo.

- Que alguien haga el ridículo y yo sea testigo directo de ello.

El escribir sobre ese imaginario grupo de "vergonzosos ajenos anónimos" me ha hecho pensar en cómo sería una de sus sesiones. Me imagino un local que bien podría ser un aula de una escuela, con varias sillas en el centro colocadas formando un círculo. A un lado del aula una mesa con vasos de plástico, un bizcocho y una botella de 2 litros de Fanta de naranja. Habría una monitora que nos animaría a  presentarnos. El primero en hacerlo, fruto de su timidez, tartamudearía al pronunciar su nombre y todos los demás nos pondríamos rojos a la vez. El segundo -ya veterano- intentaría demostrarnos que este síndrome se supera y para ello contaría un "chiste". Como nadie se reiría, otra vez nos pondríamos rojos. Antes de que el siguiente tomara la palabra, uno que está nervioso viendo cómo se acerca el momento de su presentación y se balancea en su silla apoyada sobre el suelo únicamente con sus patas traseras (de la silla), caería al suelo y todos, al unísono, volveríamos a enrojecer. La tercera en presentarse, al contemplar la escena y en un intento de eliminar nervios, vomitaría el trozo de bizcocho previamente engullido derramando toda la Fanta como consecuencia de tan tremenda arcada. Nuestras caras, que no han tenido tiempo de volver a su color natural (en el supuesto de que no fuera el rojo), subirían el tono colorado. En ese momento, todos intentaríamos esquivar miradas, consiguiéndose el efecto contrario, esto es, un sinfín de cruces de miradas que, al ver las tonalidades faciales de los allí presentes, harían que el color -y el calor- en la cara fuera del todo insoportables. Un final más que probable para esta sesión sería con varios de sus asistentes ingresados en Urgencias de cualquier centro sanitario público (con sus batas verdes abiertas por detrás que no harían otra cosa que agravar los síntomas por la vergüenza ajena que ello provoca en el paciente paciente (la reiteración es consciente teniendo en cuenta que hablamos de las Urgencias de un hospital público).

Para acabar y pensando en aquellos/as que estéis desolados/as por este descubrimiento, podéis pensar que es una virtud. Vendría a ser una forma heroica de vivir la caridad con los demás, no sé una especie de solidaridad con mis congéneres en grado sumo que hace que viva ese sufrimiento que él debería vivir (algunos, la verdad, ni se inmutan) en mi propio ser.


lunes, 21 de noviembre de 2011

¿Por qué mienten los clientes?

Hoy voy a ser original y no voy a dedicar ni una sola línea a las elecciones que hubo ayer en nuestro país. A pesar de la importancia que tenían y del vuelco que se ha producido, pues eso, no voy a tratar este tema.

Os contaba hace ya un tiempo que el cliente es -en la mayoría de los casos- el principal enemigo del abogado y esto se ve de forma mucho más clara en el Turno de Oficio. Hoy mismo estaba de guardia y he tenido que asistir a un individuo acusado de un delito contra la seguridad del tráfico (una alcoholemia, para entendernos). Al llegar, el funcionario del Juzgado me ha facilitado el atestado elaborado por la Policía Local y me ha dicho que fuera estaba mi cliente y que empezaríamos con la declaración de un testigo de los hechos. He salido a hablar con mi cliente y estaba acompañado de dos mujeres. El cuadro era dantesco, pero el principio de presunción de inocencia y la caridad cristiana hace que uno se sobreponga a determinados cuadros y siga lo más dignamente ejerciendo su profesión.

Mi cliente me ha contado una historia que, sin haberme leído aún el atestado, hacía que pareciera de lo más inverosímil. La historia, muy resumida, explicada por mi cliente es la siguiente (los entrecomillados son citas textuales):

El pasado viernes él estaba en el Campo de fútbol de un barrio de la ciudad porque sus hijos entrenaban. Primera interrupción mía, "¿A qué hora entrenan tus hijos?" Respuesta: "Por la tarde". "Ahhh, es que los hechos acaecieron a las 23.30 horas", le digo. Una de las "testigos" que lo acompañan me pregunta si las 23,30 h. son las once y media. Sí, de la noche, le digo yo.

Sigamos con el relato. Estaba él en el bar, junto con otros padres de niños que entrenan, bebiendo y "de fiesta", así que iba "mu animao". En un momento dado, una persona entró gritándole "Jonathan (así se llama y, no sé por qué, no me extraña), que tu coche está ahí afuera mal aparcao". Miró en su chaqueta y vio que no tenía las llaves del coche. Salió corriendo y se encontró el coche mal aparcado, sin nadie dentro, con las llaves puestas y el motor y las luces encendidas. Al momento llegó la Policía Local y le practicaron la prueba de alcoholemia arrojando un resultado positivo en ambas pruebas.

Como me había dicho que no conducía porque tiene el carnet de conducir retirado, le he preguntado que por qué llevaba las llaves en la chaqueta. Después de un breve, pero tenso silencio, me ha dicho que las lleva en el mismo llavero que las de casa.

Le he tenido que decir que yo era su abogado y que no se preocupara que iba a defenderle, "que voy contigo, así que, por favor, cuéntame la verdad". Se ha sorprendido mucho y me ha asegurado que es tal y como ocurrió. Le he dicho que me esperara que debía entrar para asistir a la declaración del testigo que figura en el expediente. Entonces me ha dicho que una vecina suya, "que es ... que es prostituta", le quiere hacer la vida imposible, así que este testigo seguramente es un amante de su vecina. Normal, todos tenemos vecinas así, ¿no?

La declaración del testigo ha sido impecable, coherente en todo momento y sin ninguna duda ante las preguntas que yo le formulaba. Éste conducía detrás de mi cliente y vio todo. Después del percance (el coche que, según mi cliente, el que se lo cogió sin su permiso lo dejó estacionado, acabó medio volcado en el arcén), bajó a auxiliarle y comprobó que se encontraba bajo los efectos del alcohol. Tras asegurarse que no estaba herido, se alejó de allí y llamó al teléfono de atención ciudadana para informar de los hechos. Y éstos avisaron a la Policía Local.

Después ha entrado mi cliente y he debido ayudarle en su declaración, pues, a pesar de lo seguro que decía estar, existían múltiples lagunas en su exposición. En un momento dado, por ejemplo, cuando ha dicho que el coche se lo habían cogido, el funcionario judicial le ha preguntado si alguna cerradura estaba forzada. Entonces, ayudado por mí, ha dicho que no, que las llaves las tenía en el bolsillo de la chaqueta y alguien se las debió coger.

Al rato, me han avisado porque la Fiscal quería hablar conmigo y muy seria y vehemente me ha dicho que más vale que reconozca los hechos si espera alcanzar una conformidad y que pensaba solicitarle penas por ambos delitos, esto es, conducción bajo los efectos del alcohol y conducción sin permiso de conducir (recordad que le había sido retirado por unos hechos similares anteriores). Si íbamos a juicio, pensaba solicitar penas de prisión (tenía ya antecedentes) y si reconocía los hechos "sólo pediría multa y retirada del permiso de conducir". En un momento de la conversación y viendo mi cara de circunstancias, la Fiscal me ha confesado que admira a los abogados del turno de oficio por las situaciones en las que nos vemos obligados a actuar.

He hablado con mi cliente y ... ha aceptado declararse culpable. Al final, al aceptar lo solicitado por el Ministerio Fiscal y aplicársele la rebaja de un tercio de la pena prevista por la ley, se le ha impuesto, por ambos delitos, una multa de algo más de 2.500 euros y retirada del permiso de conducir por un tiempo de 20 meses.

No he querido alargarlo demasiado (quizá por ello no se entienda mucho, lo siento), pero me ha costado convencer a mi cliente de que ésta era la mejor opción para él. He tenido que demostrarle que, a pesar de sus numerosos engaños, sabía que en el mes de septiembre (sí, hace dos meses y se ve que no escarmienta) ya aceptó una pena de multa y retirada del carnet de conducir por un periodo de 8 meses. Eso ha sido definitivo.




sábado, 19 de noviembre de 2011

Fuentes de tráfico (y van ...)

Reconozco que, en ocasiones, cuando no sé qué tema tratar en el blog, acudo a las fuentes de tráfico, una suerte de cajón de sastre (no lo enlazo porque aunque tenga el mismo nombre que el blog de Modestino, nada tiene que ver con éste) que te permite salir más o menos airoso.

Para el que no sea asiduo lector del blog y no sepa qué son las fuentes de tráfico, le diré que es el nombre que Blogger le da a las palabras o frases que la gente ha utilizado para llegar hasta este blog. Repasarlas de vez en cuanto es un ejercicio, cuando menos recomendable a la par que divertido (¡cómo me ha gustado usar "a la par"!). Este podría ser un resumen de mi última consulta a las referidas fuentes:

La entrada en la que escribía -hace ya casi un año- diciendo que ya habíamos montado el belén ha dado para mucho, pues muchas personas (o la misma, vete a saber) han llegado hasta aquí escribiendo frases del estilo "como hacer el rio del belen", "como hacer un lago en un belen", "belén río papel de aluminio" (éste ya tiene un nivel porque ha puesto las tildes allá donde debía hacerse), "plantillas para hacer rio de belen" y, la mejor, "belen niños musgo piedra", ni un acento, ni una coma, lenguaje de telegrama y palabras que uniéndolas permiten múltiples y variadas combinaciones aunque la primera que a todos nos viene a la cabeza es "Mi hija Belén no juega con los niños porque un día le tiraron una piedra por comerse el musgo". Lógico.

Otro tema que por lo visto da para mucho es el de las setas. Si recordáis dediqué una entrada al otoño y a la lluvia y, de pasada, trataba el tema de las setas. Pues bien, el buscador de Google ha traído gente a mi blog que como búsqueda habían introducido estas frases:

- "cazador de bolets". Cada día estoy más sorprendido con la inteligencia del buscador porque escribir eso en castelán (una mezcla de castellano y catalán) y guiarlo hasta aquí tiene mucho mérito.

- "ultimo programa de caçadors de bolet". Aquí se ve que son muchos los que buscan una única seta (observad que dice "bolet" y no "bolets"). Miedo me da pensar en el tamaño del hongo.

- "caçadors de bolets 2011". Imagino que nuestro desconcertado amigo buscaba el último programa emitido por TV3 y, desgraciadamente para él, llegó hasta aquí.

La fuente de tráfico "costellada" sigue teniendo tirada, pues en el ranking aparece en los primeros puestos.

Para acabar, he destacado unas cuentas que, por un motivo u otro, me han llamado la atención:

- "w.o. padel". Aunque solo sea una persona la que la ha utilizado, me alegra saber que he podido ayudarle, pues en esa entrada explicaba qué significaba eso.

- "canapes de primera comunion". Sólo por decir que para la Primera Comunión de Q. habíamos preparado canapés, el buscador ha traído hasta aquí a un iluso/a lector/a que esperaba encontrar recetas ... supongo.

- "no me aparece clave en la carta de censos". Lo siento amigo, no puedo ayudarte. Lo mejor que puedes hacer es ir a la página web del INE y ponerte en contacto con ellos.

- "litera de tres". Un clásico.

- "visitante 1000000". ¿De mi blog?, no creo ;-)

- "site: risingtaste.com". He dejado ésta para el final por lo inquietante de la misma. No tengo ni idea de quién puede acceder a mi blog tecleando esto. No he podido resistirme y he puesto lo mismo para ver qué pasaba yendo a parar a una web de ¡ropa china!. Definitivamente los caminos de la intenné son inescrutables.

Nota: la imagen de la entrada no corresponde a mi blog


viernes, 18 de noviembre de 2011

Hablar, hablar, hablar ...

Dicen los que me conocen que no soy una persona a la que podría calificarse como dicharachera. Es más, no creo ni que sea extrovertido. Además de ser cuestión de caracteres o formas de ser, tampoco es nada malo que uno no sea el alma de las fiestas, el gracioso del grupo o el animador oficial. Y de ahí a ser un tipo introvertido hay un trecho, así que no es un tema que me preocupe en absoluto.

Teniendo en cuenta que mi dedicación profesional no acarrea un excesivo trato con el público (que no con la gente) tampoco hay que darle más importancia. Me explico. Existen profesiones como pueden ser la de barbero o taxista que, aunque no requieran un don de gentes extraordinario, hay que reconocer que el carácter facilita y, sobre todo, hace agradable al cliente el tiempo que allí pasas. Pero, como casi todo en la vida, tampoco hay que excederse. Una de las cosas que más me molesta es aquél que no para de hablar a pesar de haberle demostrado (él es el único que no capta la indirecta) que a ti no te apetece mucho estar de cháchara.

Cuando voy a cortarme el pelo (se aceptan gracietas tipo "uy, ¡qué gracioso! ha dicho EL pelo") ... ¿Ya está?, ¿puedo seguir?, ¿sí? ... gracias. Como decía, al llegar a la barbería y esperar mi turno soy testigo de las tertulias -unas más animadas que otras- que mantienen  los clientes con el dueño de las tijeras. Si luego la comparo conmigo, es como la noche y el día. Para que os hagáis una de de cómo transcurre mi tiempo en la peluquería, sería lo más parecido a esto:

Barbero: Buenos días, ¿cómo lo quiere? (hace tiempo que ya me tratan de Vd, la verdad)

Yo: Como siempre (llevo ya un tiempo yendo allí, por lo que tiene más delito. Vamos, que no puedo decir que no me conoce)

(...)

Barbero (enseñándome el cogote con un espejo situado a mi espalda): ¿Qué tal?

Yo: Perfecto, muy bien (tampoco tiene mucho mérito eliminar la coleta de torero que me crece allí)

(...)

Barbero: ¡Ea, pues ya está!

Yo: Gracias (le pago y me voy)

Cuando viajaba más y debía utilizar taxis, la situación es similar a la anterior. Durara lo que durara el trayecto había grandes silencios, cosa que no me provocaba ningún malestar ni sensación de incomodidad, al revés, eran provocados.

Como sabéis, existen grandes profesionales con una importante incontinencia verbal, lo que no les hace perder ni un ápice de su pericia en la profesión, pero sí que ese rato sea menos llevadero para el cliente. Si tuviéramos que hacer un ranking con las situaciones en las que la incontinencia verbal representa un auténtico drama, el primer lugar lo ocuparían los dentistas.

Ayer, sin ir más lejos estuve allí. Mientras yo me encontraba tumbado en esa silla del futuro en una posición de lo más incómoda, pues -según dijo- era necesario estar así para facilitar el acceso a la muela número no-sé-qué, que está muy adentro, con la boca abierta mientras él metía no sé qué instrumental y la auxiliar el tubo-aspirador de saliva (que hace un ruido asqueroso), el tío me iba hablando y haciendo preguntas. Que en una situación como esa me haga preguntas que se contestan con un "sí" o un "no" ya me molesta, así que imaginaos si encima las preguntas esperan una respuesta más extensa y razonada. ¿No se da cuenta de que es imposible contestarle?

Pues así estaba yo ayer diciéndole a mi dentista cosas tipo "ggfftrrisi" o "brgggsewijj"

jueves, 17 de noviembre de 2011

África, ese gran continente


África (del lat. afrĭcus2 ) es el segundo continente del mundo por extensión territorial. Limita al norte con el mar Mediterráneo, al oeste con el océano Atlántico, al sur con la conjunción de los océanos Atlántico e Índico y al este con el mar Rojo y el océano Índico. Aunque posee una superficie total de 30.272.922 Km² (621.600 en masa insular), la cual representa el 32% del total terrestre, la población es de mil millones de habitantes, menos del 15%. El continente se organiza en 54 países, siendo todos ellos miembros de la Unión Africana, con excepción de Marruecos.
(extracto gentileza de Wikipedia)

El título de la entrada y su primer párrafo no tienen nada que ver con el tema del que realmente quiero escribir. Pero, siguiendo con lo tratado ayer, vendría a ser como una especie de gancho para intentar atraer lectores de ese continente, pues por mucho que repaso el ranking no aparece ni un solo lector de alguno de los países que componen ese continente.

Me encontraba hoy revisando el calendario de mi móvil y comprobando las próximas citas (señalamientos judiciales, guardias, firmas en Notaría, etc.) cuando me he dado cuenta de que estamos a las puertas de la Navidad. Es cierto que ya he visto algún comercio con decoración navideña (si así se la puede calificar), pero la sensación que tengo es que "ayer" estábamos en verano. Incluso climatológicamente hablando podemos decir que nos encontramos más cerca del verano que del invierno. Ya sé que por mucho que la asociemos al crudo invierno, la Navidad cae en los primerísimos días de éste, pero eso no quita la sensación anteriormente expuesta.

Haced la prueba, coged el calendario e intentar fijar un día para quedar con unos amigos para cenar. Veréis que este fin de semana es un poco precipitado porque estamos ya a jueves y ya lo teníamos comprometido (además de que hay elecciones y más de uno ya tiene una celebración pendiente y no es plan pasarse). Nos vamos al siguiente y nos acordamos que habíamos quedado con fulanito para hacer no sé qué. No pasa nada, ¿qué tal el otro?. ¿El otro? ¡Pero si el otro es ya diciembre! Y además es el fin de semana previo al puente (o acueducto o lo que cada uno tenga) de la Purísima, así que aprovechamos para salir fuera (¿pero no había crisis? ¡Calla Paterfamilias, que te desvías del tema!). Bueno, bueno, no pasa nada, ¿qué tal el siguiente finde? ¡No podemos, es el fin de semana posterior al puente de la Purísima y hay que recuperarse!. Además, tengo programada la cena de Navidad de la empresa (celebramos que todavía no hemos cerrado y, claro, eso es una auténtica efeméride). Es la primera vez que aparece la palabra "Navidad" en la conversación ... y ya no hay vuelta atrás. Al final, con la boca pequeña propones (por quedar bien, porque sabes de antemano la respuesta) el siguiente fin de semana sabiendo que sólo quedan unos días para Navidad. Aquí ya nadie te contesta, simplemente te miran y asientes con la cabeza.

Puede parecer exagerado, pero os animo a hacer la prueba (vale con otra cosa que no sea una cena). Ah, me olvidaba y si hay niños, la cosa se complica mucho más porque a lo ya adelantado habría que añadir festivales navideños varios y alguna que otra compra (si el bolsillo todavía lo permite)

Tengo la sensación, por último, de que esta entrada es una clásica (ahora mismo no estoy seguro si el año pasado traté el tema, pero es más que probable), por lo que me siento como aquel presentador de un telediario que anuncia que esta noche hay que adelantar el reloj una hora con el consiguiente ahorro de energía que ello conlleva y ... viene a ser como una especie de "Atrapado en el tiempo", aquella divertida película de los años 80 (¿o primeros de los 90?).

Nota: creía que iba a resultar más difícil encontrar una imagen que aunara el título y el contenido de la entrada.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Desde dónde me visitan

Hoy es una de esas tardes en las que no he parado de recibir notificaciones del Juzgado. Parece que se hayan puesto de acuerdo para dictar providencias, decretos, autos y demás diligencias en los diferentes procedimientos en los que intervengo. No sé qué planetas se han alineado o qué encuentro planetario (como diría la inefable Pajín) está previsto para que se dé esta circunstancia, pero lo cierto es que me está dando la tarde.

No sé por qué he empezado la entrada con este preámbulo porque nada tiene que ver con el tema que tenía previsto tratar. Llevo unos días queriendo escribir sobre el ranking de visitas que recibe este blog. Si tomamos como inicio el del comienzo del blog, nos encontramos con los siguientes datos:


España. Lo cual me parece del todo lógico. Me sigue sorprendiendo que me lean, pero eso ya es otra cosa.


EE.UU. No debería sorprenderme mucho por cuanto es un país grande (con muchos habitantes) y en el que,  usando su terminología, residen muchos hispanos. Ya, pero hispanos no son españoles, entonces ... 


Colombia. Gracias Primogénito (sólo de pensarlo me emociono). Mirmano y su familia deben ser los únicos que entran en mi blog.


Alemania. Primera sorpresa de la tarde. ¿Quién hay allí que me lea? ¿Será un teutón o teutona? ¿Algún/a español/a que allí reside? Dejo las preguntas en el aire y si el que me lee desde allí se anima a contestar, me hará mucha ilusión.


México. Teniendo en cuenta que compartimos idioma y que allí está Eli la cosa cobra sentido.


Argentina. Me pasa como con México aunque me hace especial ilusión, no por ser el país de Messi, sino por ser el de una de mis cuñadas, la mujer de Primogénito.


Chile. Evidentemente, a lo dicho en los anteriores, es preciso añadir la presencia de AleMama.


Francia. Sí, sé que son nuestros vecinos, pero ni compartimos idioma ni soy consciente de conocer nadie allí (bueno, sí, unos amigos de mis padres con los que pasamos unos días en el verano de 1996, pero como mi blog es anónimo, pues eso, que ni saben de su existencia)


Rusia. Segunda (cronológicamente hablando) gran sorpresa de la tarde. Como no sea un tipo empapado en vodka que, sin querer, haya ido a parar a mi blog, no le encuentro otra explicación. Pero claro, ése, además de beber como un cosaco (jajaja, nunca mejor dicho) es reincidente o, peor aún, no es uno, son muchos.


10º Reino Unido. Para el que no lo sepa es lo que comúnmente llamamos Inglaterra y la explicación es bien sencilla: la reina Isabel II está estudiando español y le han recomendado este blog.


Quiero hacer una mención especial a dos amigos míos:


I. (el comehuevos de hormigas) que, como asiduo "viajante" y fiel lector de este blog, ha conseguido leerme desde Francia, Turquía y EE.UU. y N. que actualmente se encuentra en China y es el responsable de que el gigante asiático aparezca en la consulta de las visitas recibidas en la última semana.


Alguno se preguntará qué habrá sido de nuestro amigo singapureño, aquel al que dediqué esta entrada y del que no se ha vuelto a saber. ¡Pues sí!, sé que ha vuelto. Es preciso consultar las visitas del último mes y aparecen un total de 7 desde ese país. Sigo albergando la esperanza de que un día se manifieste y nos diga (aunque sea en singapureño) alguna cosa. Lo que sea. Como si quiere hacernos publicidad de su blog.


Pido, de antemano, disculpas por la entrada, pero como os decía al principio de la misma, ha sido una tarde complicada y no doy para más.

martes, 15 de noviembre de 2011

Viborita (2ª parte)

Poco más de un mes ha tardado Primogénito en proseguir con su amenaza, lo que demuestra que es muy fácil decir algo, pero cumplirlo ya cuesta más. Ha influido mucho (todo hay que decirlo) la insistencia de MadreYMas para que Primogénito vuelva a la carga con la segunda entrega de "Viborita". Como veréis se trata de un esbozo de nuestra familia (de Primogénito y mía) a través de diversos recuerdos. Sin más preámbulos -porque le ha salido largo el escrito- allá va su última creación:


Viborita II

Siendo como somos, originarios del Sur de España, aprendimos desde chiquitos a utilizar (que no necesariamente entender) diversas expresiones utilizadas por Progenitor y Progenitora pero, sobretodo, por Abuela.

Abuela es elemento indispensable en la caracterización de los personajes de la familia. Abuela era joven viuda de guerra (joven cuando enviudó). Tan joven que Progenitora no llegó a conocer a Abuelo, pues lo fusilaron “los nacionales” pocos meses antes de venir ella a parar a este mundo…

El caso es que Abuela se vino a vivir con nosotros cuando Primogenito (o sea, yo) tenía apenas 1 año de edad. O eran otros tiempos o Progenitor era un santo porque “invitar” a tu suegra a compartir tu techo tiene valor…

Aunque, a la distancia, no sé si es mérito o es que Progenitor era un lince: lo que ayudó Abuela en la formación y cuidado de los nietos y la casa no está en los escritos.
Como Abuela era maestra infantil nos enseñó a leer casi 3 años antes de lo que lo hacían nuestros compañeros de clase. Supongo que eso ayudó, y mucho, a que en el colegio nos fuera más que razonablemente bien.

Al menos a los mayores (Viborita era el 2o) pues los que vinieron después, sea por degeneración del ADN de los Progenitores o porque Abuela ya estaba cansada, no daban pie con bola…

Además (todo hay que decirlo) a Progenitor mucho los ninos no es que le gustaran. Ni siquiera los propios. Supongo que en el Juicio Final, en ese sitio en el que todo se sabe, hasta los más ocultos pensamientos, entenderemos que, si por él fuera, habría tenido a los hijos con el servicio militar cumplido.

Lo de las expresiones de Progenitora y Abuela dan para una entrada completa. Nosotros las repetíamos sin entender muy bien lo que querían decir. O peor, entendiendo en muchas ocasiones cosas completamente diferentes. En definitiva, éramos eso que peyorativamente utilizan algunos de estos políticos neonazis con barretina, unos auténticos y orgullosos “xarnegos”.

De todos modos, como en los 70’s y primeros 80’s todavía no existía la furibundia de hoy en día y como, además, estábamos más que integrados cultural, social y deportivamente (menos Viborita que nos salió del Sevilla…aunque tengo más de una foto en la que sale orgullosamente “disfrazado” de arriba a abajo del Barça) pues fue una infancia más que feliz. De las de antes. De las de desaperecer de casa, en verano, a las 9 de la mañana en bici y no aparecer hasta casi la medianoche. Sin tener que llamar a la Guardia Civil…o a los Mossos d’Esquadra.

Una infancia sencilla, sin preocupaciones.

Al llegar del colegio la merienda era siempre la misma. “Papillote de galletas María” (o similar a las María, que Progenitora no gastaba ni en bromas).

La receta es sencilla, económica y, sobretodo, deliciosa:

-Llenar hasta la mitad de leche una taza grande (enorme) a ser posible de metal (es solo por un tema estrictamente nostálgico)
-Ponerle, según gusto personal, entre 3 y 10 cucharadas de Nesquik (no vale Cola Cao que hace grumos y no se disuelve bien)
-Coger un montón grande de galletas del diámetro casi exacto al de la taza. La caja debe ser de unos 25Kg porque, en caso contrario, siendo 7 y merendando a diario, se acaba enseguida.
-Empezar a echar las galletas en la taza mientras se van haciendo pedacitos con la cuchara
-El número de galletas a arrojar dependerá del espesor deseado. Viborita echaba galletas hasta que la cuchara se mantenia en posicion perfectamente vertical. Se calculan entre 40 y 50 galletas para lograr esa terminación.

Bien simple. De lo único que debia ocuparse Progenitora es de que la caja de galletas no se acabara nunca. Eso lo consiguió habilitando medio armario de nuestra habitación como despensa lo cual trajo acarreados una serie de inconvenientes (primero para Progenitora y, posteriormente, también para nosotros…).

Lo de la austeridad familiar es también un tema “fundacional”. Sin duda, aunque obligados por las circunstancias, fue un excelente ejercicio para la crisis que estamos viviendo ahora.

Progenitor era (y es todavía) profesor universitario ilustre. Ilustre pero pobre. Y pobre como cualquier funcionario del Estado honrado. Y Progenitora, aunque licenciada en Ciencias Químicas, en esa época trabajaba lógicamente en casa cuidando a la jauría. Progenitora, a pesar de ser Química, no sabía cocinar muy bien. Ahora cocina estupendamente pero, en aquella época, no era lo mismo. Estoy convencido de que aprendió experimentando con nosotros.

Entre semana la cena era invariablemente la misma:

1) Bocadillo de Jamón York o Chorizo de Pamplona
2) Quesito en porciones de “La vaca que ríe”
3) Huevo pasado por agua
4) Leche con Nesquick

No sé si por aquello de que esos años todavía éramos más África que Europa, el caso es que no había variedad de marcas. Eran invariablemente ésas…

Los sábados generalmente comíamos algún guiso de esos de olla a presión grande que se ponía en medio de la mesa y de la que se iban sirviendo los platos con grandes cucharones. Generalmente lentejas, garbanzos, judías, etc. Más adelante, bien por mejora en las condiciones económicas familiares bien porque Progenitora iba aprendiendo a cocinar, se fue variando a estofado de carne, pisto manchego, cocido madrileño. Años más tarde, cuando ya nos habíamos ido de casa, el menú se convirtió en algo de lo más variado: migas, paella, fideuà, tortilla de patatas, guiso de espárragos, etc.

Los domingos había celebración especial, por el mero hecho de ser domingo. Ese día había Fanta o Mirinda de 1 litro para comer. Hoy día no alcanzo a comprender cómo podíamos beber todos con solo 1 litro. Sería que a los pequeños no les daba y que los progenitores tomaban agua porque si no no se entiende. Y también Pollo a l’Ast que se completaba con una bolsa enorme de patatas fritas de la churrería que había cerca de casa.

Y, obviamente, al cole llevábamos bocadillo siempre y cuando nos lo hiciéramos nosotros. Siempre recordamos el recreo de la mañana cuando todos nuestros compañeros sacaban su “bocata” mientras nosotros mirábamos con envidia.

Probablemente eso nos llevara a dedicar parte del mucho tiempo que teníamos esperando a que Progenitor viniera a recogernos al cole, en escrutar los armarios en busca de “meriendas olvidadas” (algunos de los compañeros llevaban desayuno…y merienda!!!)

En fin, a este ritmo no termino con el perfil de Viborita. Continuo apelando a eso del “contexto histórico” ya que, los recuerdos de cada uno son personales, el hecho de funcionar como un Pack hace que “tanto monte, monte tanto…”.