viernes, 8 de enero de 2016

Nuestro regalo de Reyes

El día 5 de enero, víspera de Reyes, decidió nuestra hija A. venir a este mundo. Los acontecimientos se desarrollaron de la siguiente manera:

Eran las 02:50 h y estaba yo durmiendo -juraría que incluso soñando- cuando A. me despertó diciendo que había roto aguas y que me preparara que nos íbamos al hospital. Parece ser que lo único que salió de mi boca (y de mi mente) fue un "¿Lo dices en serio?". Me duché, me vestí y después de avisar a Ma.nos fuimos al hospital. Esta vez era el que tenemos al lado de casa, tan al lado que fuimos andando, pues debe estar a unos 200 m.

Al llegar allí, nos hicieron esperar un poco porque no tenían salas libres. ¡Vaya!, ya es puntería, casi no nacen niños y nos toca la noche en la que todos han decidido hacerlo. Esperamos un poco y nos hicieron pasar, no sin antes ponerme unas 'polainas' en los pies. Al parecer ya no hace falta ese ridículo gorro ni esa especie de bata, todos los gérmenes deben concentrarse en los zapatos.

Allí vieron que la pérdida era mínima (es lo que tiene ser primeriza ... en eso de romper aguas) y que debía quedarse allí esperando a que las contracciones fueran más seguidas y fuertes. Lo cierto es que todo iba muy lento, por lo que decidieron ponerle oxitocina a fin de animar el tema. Al cabo de unas cuantas horas (ya se había producido el cambio de guardia), la nueva comadrona decidió aumentar la dosis de oxitocina y aquello se aceleró hasta el punto de que las contracciones eran muy habituales y dolorosas. Es entonces cuando A. se decidió por la epidural, cosa que en un primer momento no quería por su nefasta experiencia en el nacimiento de S. Existe, al parecer, un 2% de probabilidades de que el pinchazo salga mal. Pues ... volvió a salir mal. Ya se sabe, hay quien se asocia al tres-per-cent y nosotros al 2%. Al introducir el catéter hubo pérdida de líquido raquídeo y eso puede conllevar mareos y fuertes dolores de cabeza en los días posteriores. Esta vez, entre que la pérdida no ha sido excesiva, así como que han tomado todo tipo de medidas, ha ido mejor. Eso sí, A. ha estado las primeras 48 horas totalmente estirada en la cama, después la incorporaron 30º, más adelante 45º y este mediodía ha podido levantarse. Seguramente mañana le darán el alta.

Cuando A. empezó a tener ganas de empujar, el parto duró 7' y a las 12:55 h esto es lo que oímos en la sala de partos:




Este fue el mensaje que utilicé para comunicar a nuestros conocidos que ya había nacido la pequeña A.


Como las modas siguen cambiando, nada más nacer, y tras anillarla como a una especie en extinción, se la pusieron a A. en su pecho (sistema 'pell a pell' le llaman). Después de un intensivo de piel a piel (ya temía yo que se hubiera convertido en una especie de calcomanía y no consiguieran despegarla ni con agua caliente) nos llevaron a la habitación. Seguíamos sin saber ni el peso ni la talla de la niña. Ya en la habitación se la llevaron para una primera revisión y es entonces cuando nos dijeron que había pesado 4,020 Kg y medía 50 cm (algo más alta que un profe que tuvo Q)

Desde la habitación oímos la Cabalgata de Reyes y por la noche, P., Mi. y yo preparamos los regalos de esa noche tan especial. Mientras tanto, Ma. se quedó a dormir con A. Por la mañana temprano vino Ma. a casa y repartimos los regalos entre los que allí estábamos haciendo fotos con el móvil y enviándoselas a A. Después nos fuimos todos al hospital para darles a las A's sus regalos. El personal sanitario alucinaba con la cantidad de niños (hermanos todos ellos de la recién nacida) que entraban en la habitación.

Ha venido mucha gente a ver a la niña y a su madre y le han traído muchas cosas. Quiero destacar -por original, práctico y éxito entre el resto de mis hijos- el regalo que trajo ingenierocomehuevosdehormiga(hembra). Pero ¿qué trajo? os preguntaréis. ¡Un jamón!, trajo un jamón de no sé cuántos kilos. Y lo mejor, la frase que nos dijo al dárnoslo: "La niña ya viene con el pan debajo del brazo, así que yo pongo el jamón" Buenísimo.

Este mediodía parece que ya le ha subido la leche a A. Y la prueba de lo que digo es esta foto tomada justo después de darle el pecho


Pues eso, estamos muy contentos con este nuevo miembro de la familia y con lo bien que ha ido todo. Un gran regalo de Reyes para todos.

viernes, 1 de enero de 2016

A se resiste

Aquí estamos, un año más. Y no, no ha habido ninguna novedad, seguimos esperando a que A. se decida a venir a este mundo (aunque viendo el panorama uno se explica su tardanza en abandonar ese espacio de tranquilidad). Ahora mismo, hace tres días que A. salió de cuentas, pero repasando los carnets de salud de los 3 últimos, hemos comprobado que Q. y JP se atrasaron 5 días cada uno de ellos y S. una semana. Así que ya sabemos.

Ayer fuimos a una de esas sesiones de correas en la que, tras rodear su barriga con unas correas, controlaban el ritmo cardíaco del bebé y las contracciones de la madre. Por un momento se me pasó por la cabeza la posibilidad de que nuestra hija fuera la primera catalana del año. Creo que alguna cadena de supermercados te regala un año de pañales y un lote de productos de bebé, una entidad bancaria abre una libreta a nombre de la niña con un depósito de 2.000 € y otras cosas más. Pero lo más importante, sin duda, es que, al parecer, el Presidente de la Generalitat ostenta (por supuesto de forma simbólica) el papel de padrino de la criatura. El padrino, en Cataluña, es una figura idéntica a la del resto de España, con el añadido de que en Pascua es el encargado de regalar la mona, aquel dulce típico de estas latitudes y que aquí os explicaba. Pues bien, se nos planteaban serios problemas en el caso de que fuera la primera catalana del año y el President fuera el padrino. De entrada, ¿quién sería el padrino?, ¿tendría un padrino en funciones? y, tal y como está el patio, ¿tendríamos que ir cada año a la cárcel a recoger la mona de la niña? Quita, quita, mejor que no haya decidido ser la primera del año.

La que ya no puede más es la madre. Cada día salimos a pasear porque le han dicho que eso es bueno para acelerar el parto. Sí, ya se ve que es buenísimo. Hemos andado tanto que creo que me adelantaré yo. Empiezo a notar ciertos dolores que ya no sé si son contracciones o agujetas. ¿Y los niños? Pues un poco hartos de estos paseos. Dicen que siempre hacemos lo mismo y que paseamos por los mismos sitios. Claro, solo faltaría irse de paseo por el centro de Barcelona, que se pusiera allí de parto y a correr como locos.

Ayer pasamos un fin de año atípico, en casa con los tres pequeños. En un principio lo íbamos a pasar en casa de unos amigos, pero al final se anuló el plan porque la anfitriona no se encontraba muy bien. Cenamos juntos, recordamos algunas de las cosas vividas el año 2015, vimos algo de tele y poco antes de las 12 tuvimos que despertar a los niños para que comieran las uvas. Con JP no lo conseguimos -a pesar de haberlo intentado reiteradamente- y esta mañana, enfadado, nos lo ha recordado.

En este blog no me he propuesto ningún propósito para el nuevo año. Me habría encantado poder prometerme escribir más a menudo, pero no sé si podré cumplirlo (aunque lo intentaré), así que mejor no crearme falsas expectativas.

Feliz entrada de año a todos y espero poder seguir viendoos por aquí.